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España España · Granada
Voto de Kikivall:
4
Comedia Tres guardias de seguridad de un museo, después de treinta años en contacto con las mismas obras de arte, han desarrollado un profundo vínculo emocional con ellas. Por eso, cuando se decide trasladadas a un nuevo museo, los tres tramarán un plan para robarlas y devolverlas a su lugar original. (FILMAFFINITY)
30 de septiembre de 2017
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El irregular director británico Peter Hewitt construye una película mediocre sobre la historia que acabo de contar grosso modo, con un guión de Michael LeSieur, al que le falta intriga, emoción y que resulta ser predecible y un poco ingenuo. La música de Rupert Gregson-Williams acompaña mal que bien y no está mal la fotografía de Ueli Steiger.

El reparto es a priori de lujo, un insigne "dream team" actoral, con un Morgan Freeman que pone la cara y poco más, lo cual que no es poco; Christopher Walken, un actor excelente desaprovechado para esta ocasión pero que a los efectos cumple sobradamente; y un William H. Macy que suele ofrecer más repertorio y vivacidad de lo que muestra en este film, lo cual que tampoco está nada mal.

Se trata de una comedia ligera, digestiva y también sin ambición. Los personajes son meros pobres guardas de un Museo, ni son glamurosos, ni son violentos o audaces, ni son tampoco muy inteligentes. Personas normales, cada uno con su historia personal y su vida singular, que no quieren que se lleven las obras de arte de las que están absolutamente hechizados. En este sentido, un punto interesante de la película es la descripción de la obsesión que sufren los guardas por sus respectivas piezas artísticas.

Hay algunas cosas que se salvan del film. Una es el tono amable y agradable del mismo. Otra, la experiencia de los protagonistas principales. En resumen, comedia apacible que para algunos espectadores puede resultar entretenida. Al estar los personajes ya al límite de la jubilación y viendo que les van a quitar sus obras de arte con las que no sólo se han deleitado toda la vida sino que las han hecho propias psicológicamente hablando, pues bien, debido a este entramado, la obra se teje sobre un leve fondo dramático. Además tiene algunos gags buenos y divertidos, y algunos diálogos que hacen más sonreír que reír. Por lo menos, esto hay que admitirlo, Hewitt es honrado y ni pretende hacer cine de autor, así como tampoco se ha propuesto realizar el film del siglo. Deja a los actores actuar, rueda y nos ofrece un plato ligero, con buena edición y bien acabado. Justo lo propio para una sobremesa.
Kikivall
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