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España España · Granada
Voto de Kikivall:
8
Drama Entre 1956 y 1959, Charles Van Doren, perteneciente a una prestigiosa familia de intelectuales y profesor de inglés de la universidad de Columbia, se convirtió en uno de los personajes más populares de Estados Unidos gracias a su participación en el concurso de televisión ”Twenty One”. Durante tres años contestó siempre las más variadas y difíciles preguntas. Pero, cuando su popularidad había llegado a todos los rincones del país, ... [+]
4 de noviembre de 2014
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente película basada en hechos reales. Los acontecimientos se remontan a los años 1956 y 1959 cuando un profesor de inglés de la Universidad de Columbia, Charles Van Doren (Ralph Flennes), a la sazón miembro de una acreditada familia de intelectuales, sobre todo su padre (Paul Scofield), pero también su madre escritora (Elizabeth Wilson), por razones poco ortodoxas se convirtió de la noche a la mañana en un personaje público de primer orden en los EE.UU., famoso y requerido por la prensa, por el hecho de participar y ganar ininterrumpidamente en un concurso de TV llamado “Twenty One”.

Durante años y programa tras programa, el atractivo profesor contestaba casi sin titubear a las más insólitas preguntas que versaban sobre todo tipo de cuestiones: preguntas sobre Historia, deporte, ciencia, etc. Y justo cuando estaba en el cenit de su popularidad, otro concursante previo a él (John Turturro), que había sido eliminado con malas artes, denunció que el concurso era sin más una farsa.

En cuanto a la dirección de parte de Robert Redford, mi opinión es que esta peli es la mejor de todas las que ha dirigido. No en vano el Círculo de Críticos de Nueva York la premió en su momento como mejor película. Redford sabe describir con gran profesionalidad (no diré con maestría) el mundo corrupto de los programas televisivos, mostrando los entresijos de este tipo de transmisiones y los intereses que las dirigen, donde lo que más peso tiene es la audiencia. Entonces, lo que hay que hacer es buscar un concursante guapetón, bien parecido, con una impronta académica seductora, tal el caso del protagonista. Robert Redford, nos muestra lo que realmente sucede en un concurso televisivo donde lo más importante para la audiencia no es que el concursante sepa más ó menos, sino todo aquello que logra ganar (dinero), y si además es bien parecido, mucho mejor. Este es el caso del joven profesor Charles Van Doren (Ralph Flennes), quien desbanca de su lugar de ganador, previo acuerdo con la dirección del programa, al anterior concursante de éxito, un pobre joven desgarbado y poco agraciado que ya había cansado a la audiencia, personaje protagonizado por un enorme John Turturro, como luego referiré.

El trabajo de Redford es bueno pues logra contar la historia con agilidad y sin remilgos, poniendo la mano sobre la llaga directamente. Y lo hace introduciendo a un personaje muy interesante que juega un papel preponderante, como una especie de bisagra entre la infracción de los directivos de la cadena televisiva y la falta grave de Doren como cómplice. Esto es, el abogado y miembro del Congreso de los EE.UU, Dick Goodwin (Rob Morrow), quien sin ser el guapo ni el feo, es el que logra salvar la dignidad y la ética en el planteamiento del film.

Esta película tiene además una excelente puesta en escena, la ambientación es muy cuidada, la música de Mark Isham acompaña muy bien la trama y la fotografía de Michael Ballhaus me parece magnífica. Y en lo que toca al reparto es de lujo. Lo hace de forma más que convincente el cínico y atractivo profesor Doren interpretado por Ralph Flennes, quien saca buen partido de sus habilidades para un personaje con angulaciones variadas. El segundón concursante interpretado por John Turturro es tal vez el más sembrado de todos, pues hace una enorme interpretación: convincente, estelar, de excelencia. Pero tampoco está nada mal el insistente abogado y héroe de la peli Dick Goodwin interpretado por Rob Morrow con una vena humorística de picante inteligencia que no se queda a la zaga del resto de actores.

Y finalmente, para no extenderme, creo que hay que felicitar al consagrado actor británico Paul Scofield (1922-2008) –Oscar en 1966 por “Un hombre para la eternidad”- en el papel de padre del protagonista. Estos actores y el resto de reparto es uno de los méritos de Redford y sus asesores de casting, pues consigue, además de estrellas importantes, un grupo actoral cohesionado y muy competente.

Tras esta película es indispensable interrogarnos sobre el mundo de la televisión ¿Es tan cruel, inhumano y demoledor como plantea la película? En una parte del film se compara las cadenas de TV con otras grandes corporaciones y fuerzas de la economía como las farmacéuticas u otras. Y entonces nos tenemos que preguntar si las grandes cadenas que vemos cada día hacen lo que les viene en gana, si son invencibles, si sus magnates y grandes directivos o patrocinadores son intocables. De igual modo me pregunto: si te dan setenta mil dólares por ir a un concurso para contestar preguntas que ya conoces de antemano ¿Qué harías?
Kikivall
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