Doscientos ocho nada menos fueron los capítulos de esta rosada serie protagonizada por el ex-Bonanza Michael Landon junto a Melissa Gilbert y todo un reparto de estrellas meritorio. La cosa iba de una religiosa y buena familia, los Ingalls, sus hijas, y sus aventuras y desventuras en un fronterizo pueblo del Oeste en torno a 1870.

A mí esta serie me resultaba un tanto, o mejor un mucho empalagosa, pero admito que tenía mucha audiencia y éxito entre un sector mayoritariamente femenino e infantil, de la época. A los adolescentes nos aburría un poco y nos parecía un bastante ñoña e incluso lacrimógena.

Gozó esta serie de varios Emmy, sobre todo relacionados con aspectos técnicos como la fotografía de Ted Voigtlander, Haskell B. Boggs y otros, o la bonita música de David Rose.

Los capítulos cuentan historias que abarcan la jornada empezando con el día y terminando con la noche; incluso en el final de esta saga los personajes son ya mayores, pero continúan manteniendo los valores inculcados en tan virtuosa familia.

¿Es un western? Sí, lo único es que es una especie de western ligth donde no se emplean palabras obscenas, tampoco hay peleas ni tiros, es una especie de western familiar.