Se trata de una película encantadora, de una excelente película con el sello de John Ford como Director y un excepcional guión del propio Ford y Frank S. Nugent basado en una historia de Maurice Walsh.

Cuenta la historia de un famoso boxeador estadounidense, Sean Thornton (John Wayne), que por una tragedia profesional, regresa a su Irlanda natal para recuperar su granja y eludir el tormentoso pasado que le aqueja. Apenas llegar se enamora perdidamente de Mary Kate Danaher (Maureen O'Hara), una mujer de gran carácter. Debido a las costumbres del pueblo, para conseguirla deberá enfrentarse asuntos para él nuevos, como la dote de la chica, la pedida de mano a su hermano, quien además se opone a darle a su hermana su dinero y pertenencias.

Se trata de una comedia en estado de gracia que transpira todo el talento y la creatividad de John Ford, unido a las interpretaciones de alto nivel de John Wayne y Maureen O'Hara, junto al resto de protagonistas. La ambientación, la fotografía y el costumbrismo que rezuman te hace creer que estás de lleno en el corazón de Irlanda. Es un filme de inusitada ternura y sencillez, a la par que íntimo, sereno, hermoso y con un enorme sentido del humor.

No en vano, esta peli obtuvo el Oscar a la mejor dirección y a la mejor fotografía, amén de siete nominaciones más en su momento. Quien la vea no la olvidará y su ánimo y su espíritu, remontará pronto el vuelo. Yo la vi anoche en TV. Ya la había visto varias veces, pero la preferí a otros estrenos de cacharrería, violencia gratuita o atletismo sexual. Un hombre tranquilo es una cinta de siempre jamás y para cualquier época, tanto individual como histórica. Es de las obras auténticamente buenas y eternas.

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