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España España · Granada
Voto de Kikivall:
9
Comedia. Drama Don Rafael Costa, embajador de Miranda, y el matrimonio Thévenot están invitados a cenar en casa del matrimonio Sénechal, pero a causa de un malentendido tienen que ir a un restaurante. Cuando llegan, no pueden cenar porque el dueño del lugar ha muerto. A partir de ese momento, las reuniones de este selecto grupo de burgueses se verán siempre interrumpidas por las circunstancias más extrañas, algunas reales y otras fruto de su imaginación. (FILMAFFINITY) [+]
28 de febrero de 2023
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante uno de los mejores títulos de la historia del cine, con un Buñuel genial como siempre y un reparto a la altura. El filme combina dominio del medio con un sentido anárquico y malicioso de libertad imaginativa.

Esta obra fue ganadora del Oscar a la Mejor Película Extranjera en 1972; es también una de las obras más accesibles del maestro del surrealismo. La acción gira en torno a media docena de sofisticados amigos adinerados, que siempre intentan reunirse para cenas y veladas elegantes, para al final descubrir que el evento es arruinado por la ausencia del anfitrión, algún misterioso malentendido o un giro extraño de las cosas.

Los guionistas, Jean-Claude Carrière y el propio Buñuel, colocan a los personajes un día antes de lo previsto en una primera cita ordinaria en el caserón de dos de ellos y, a partir de aquí, todos sus encuentros se enrarecen y son siempre interrumpidos.

La película está construida mediante secuencias con introducción, nudo y desenlace que bien podrían ser consideradas como cortometrajes individuales. Y, sin embargo, avanza. Sus personajes también avanzan, pero desorientados, hacia ninguna parte, siempre con una fachada elegante y sofisticada.

La cosa es que Don Rafael Costa, embajador de Miranda, y el matrimonio Thévenot están invitados a cenar en casa del matrimonio Sénechal, pero a causa de un malentendido tienen que ir a un restaurante. Mas al llegar no pueden cenar porque el dueño ha fallecido.

A partir de este momento, las reuniones de este florido grupo de burgueses se verán siempre interrumpidas por las circunstancias más extrañas y peregrinas imaginables, algunas reales y otras, fruto de su imaginación.

Película extraña, alocada, divertida y trágica que cuenta con actores y actrices de la talla de Fernando Rey, Paul Frankeur, Delphine Seyrig, Jean-Pierre Cassel, Stéphane Audran, Michel Piccoli, todos en sintonía y trabajo coral de lujo.

Película irónica, por momentos mordaz y en ocasiones brutal, que ridiculiza a la aristocracia y a la burguesía del dinero a manos llenas. Para ello utiliza el mismo refinamiento de esta clase social decadente.

En el filme hay tras la impecable fachada, desasosiego, hipocresía, corrupción, deseo, egoísmo, egolatría, violencia, sexo. El animal que el ser humano trata de encerrar en sí mismo se escapa por las rendijas de la apariencia, ante los obstáculos. En términos psicoanalíticos, el deseo se manifiesta cuando la moral interior se descuida un instante o se ve sobrepasada.

Como es sabido es en los sueños donde el inconsciente y la sinceridad, aflora con mayor fuerza, y esta película añade situaciones oníricas a las situaciones reales, confundiéndose entre ellas. Esto crea incertidumbre en el espectador, quien llega a no saber si está presenciando parte del mundo real o del mundo de los sueños, pues un plano a menudo es tan onírico o absurdo como el siguiente.

Y es justamente esto lo que la obra señala en última instancia: la vida que llevan los individuos que forman parte de la alta burguesía es irreal, un espejismo, un islote en medio del océano de la verdadera realidad. Son seres que no logran ser felices y esta frustración se ve reflejada particularmente en la imposibilidad de conseguir lo que más desean, simbolizado aquí por la comida que no consiguen disfrutar nunca y por la inconveniencia de practicar sexo cuando y con quien desean.

La estrategia consiste en colocar en situaciones especiales a los personajes para que terminen desnudándose frente a la pantalla. Hay también sarcasmo, fijación sexual, irreverencia, carácter crítico, costumbrismo vesánico y demás ideas y recursos permanentes de la insobornable poética buñueliana.
Kikivall
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