Cuando vi la Cabina en la pequeña pantalla en aquel 1972, en pleno franquismo y en la pequeña pantalla, no lo podía creer ¿Se habrían dormido los censores?

Cierto es que Antonio Mercero (director), junto a José Luís Garci como guionista (de nuevo Garci), y un sembradísimo José Luís López Vázquez, obtuvieron en 1973 nada menos que un Emmy a Mejor programa de ficción (creo que fue el primer premio internacional en tema cine o corto conseguido por España); y además, en Fotogramas de Plata: Mejor actor en telefilme para López Vázquez. O sea, la cosa salió redonda y más que rentable.

Ahora bien, visionar esa angustiosa encerrona de un hombre dentro de una cabina telefónica de la cual no puede salir y que poco a poco se va convirtiendo en una situación inquietante, desesperante y terrorífica, amén de claustrofóbica, nadie podía evitar al ver aquello, que este corto de 35 minutos era toda una metáfora sobre la dictadura.

Pero como decía, los censores no detectaron la brutal crítica al sistema, reflejada en aquella cabina que provocó el pánico y la asfixia a un individuo, que en realidad éramos todos los individuos, o ciudadanos españoles.

Un telefilme realizado con una sencilla factura, pero a la vez muy eficiente para denunciar nuestra política en aquellos años de tardo-dictadura, muy eficaz como forma de trasladar un claro mensaje, lo cual fue valorado en España como fuera del país.