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España España · Granada
Voto de Kikivall:
8
Cine negro. Drama Nueva York, año 1934. Christopher Cross es un simple cajero, infelizmente casado, cuya única pasión es la pintura. Una noche conoce a Kitty March, una atractiva buscavidas de la que se enamora y le hace creer que es un pintor de éxito. La chica y su novio Johnny, un tipo sin escrúpulos, aprovechan la ocasión para intentar explotar al pobre hombre, pues creen que sus cuadros valen mucho dinero.
(FILMAFFINITY)
10 de octubre de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos en Nueva York, años treinta, y el señor Cross (Robinson) es un sencillo cajero de banco que tiene la pasión de la pintura, y que se encuentra infelizmente casado. Por azar, conoce una noche a la señorita March (Bennett), una mujer hermosa y buscavidas de la cual se enamora, haciéndola creer que es un pintor famoso. Ella y su novio Johny (Duryea), un pájaro de cuidado, intentan explotarlo, pues creen que sus cuadros son muy valiosos. La cosa derivará por derroteros inopinados y dramáticos.

Sensacional película de un Peter Lang maestro y representante del gran cine, con esta cinta llena de ángulos oscuros, pasiones y debilidades del espíritu humano.

Esta obra la dirige Lang a continuación de la “Mujer del cuadro” (1944), otra joya, y en esta de nuevo recurre a actores cumbre, sobre todo a un inconmensurable Edward G. Robinson con un perfecto trabajo y también una de las mujeres fatales más logradas del cine de todos los tiempos, la bellísima Joan Bennett. Dan Duryea también repite como chulo de la muchacha. Acompañando Jess Barker, Margaret Linsay o Rosalind Ivan, un reparto de actores secundarios de lujo.

Es una historia, escrita por Dudley Nichols (adaptación de la novela de Georges de La Fouchardière y André Mouézy-Éon), donde la manipulación, la obsesión sexual (erótica) y la mala fe son presentadas con gran elegancia por Lang.

Una visión tortuosa y sórdida sobre el engañoso poder de la imaginación. No es cine negro, más bien un melodrama oscuro con la clásica “mujer fatal” y mucho humor perverso. Cine expresionista alemán al modo Lang y una enorme fotografía de Milton R. Krasner (B&W), acompañada de una gran música envolvente de Hans J. Salter.

Una de las muestras de la perversidad más cruel y despiadada que se hayan filmado nunca.
Kikivall
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