Monte Wildhorn (Freeman) es un afamado escritor de novelas de western, un hombre mayor en silla de ruedas que ha enviudado y vive el duelo con gran penar. Vive de prestado en la casa de veraneo de un músico amigo. Ahora no hace más que beber whisky y cerveza. Pero hete aquí que tendrá como vecina a Charlotte O’Neil (Madsen), una atractiva mujer divorciada con sus tres hijas menores. El encuentro de Monte con la mujer y las niñas la trae a la memoria que su esposa solía decirle: "Cuando una puerta se cierra en algún sitio, otra se abre en otro lugar".

Una más que correcta película de Rob Reiner junto a un guion elaborado sencillamente pero con corrección del propio Reiner junto a Guy Thomas y Andrew Scheinman; todo lo cual hace que la cinta transcurra de manera casi mágica y agradable, con el paulatino acercamiento de Charlotte a Monte y experimentando este un cambio después de haber conocido a sus bonitas vecinas.

El reparto destaca un excelente Morgan Freeman que se luce tanto en sus diálogos o monólogos, como en los momentos en que se relaciona con la nueva joven que ha conocido, cuando el amor luce de nuevo en su mirada. Es destacable la labor de Virginia Madsen como la bonita y desolada Charlotte. Y es digno de subrayar el excelente papel interpretado por Emma Fuhrmann, la niña de 10 años con gran encanto, mezclada con inocencia.

Bonita música de Marc Shaiman, cuyas notas realzan este entretenido film. Junto a las notas musicales una estupenda fotografía de Reed Morano y un aceptable ritmo, pese a no ser una película de acción.

Si bien al principio el protagonista no cree en las segundas oportunidades (ya se encarga de decirlo en un momento de la película). Sin embargo esto sufre un milagroso cambio que es sin duda el mensaje principal que quiere transmitir con su obra Rob Reiner.

Peliculita para todos los públicos que apaciblemente nos va llevando, mecidos por esa sensación placentera de la esperanza en los nuevos caminos y la esperanza en la vida, hacia un suave fin de camino. Final que devuelve a Monte-Freeman el anhelado brillo del corazón que en él se había apagado.