El director Ben Younger hace una película para el consumo de cierto tipo de espectador sensiblero que gusta de los enredos simples y los finales que quieren pero no llegan, al drama romántico. El mismo Younger es el guionista de la película y como digo, el libreto pierde la oportunidad de pivotar con audacia sobre el emocionante papel de una psicoterapeuta y su interesante profesión, ejercida con una paciente en un difícil trance vital. La psicoterapia analítica es un trabajo muy serio y siempre cargado de riesgos, minas de profundidad y matices en lo que toca a la relación terapeuta-paciente y viceversa. En el caso del film psicoterapeuta y paciente son mujeres, la una madre, lo cual daría para más traca. Entonces, Younger, no sé si por cerote o por falta de inteligencia, prefiere deslizarse por otras subtramas accesorias, que acaba convirtiéndose la cosa en un enredo cargado de tópicos y lugares comunes, que no emociona ni conmueve ni interesa demasiado. Un continuar con la cíclica e interminable historia sin rumbo ya vista mil veces en el cine y en la literatura; guión que pretende combinar comedia, drama y un humor natural que oscila entre la exageración y el absurdo, y todo escrito muy irregularmente.

La música de Ryan Shore no está mal e incluye una gran partitura con dos temas principales: "Rafi y Dave" y "Prime Suite", de guitarra, saxo y percusión; y añade canciones ajenas como "Deh Wien, non tardar", de Mozart, y "In A Sentimental Mood", de Duke Ellington y John Coltrane. La fotografía de William Rexer hace uso de las suaves luces de la ciudad, colores atenuados y muy contrastados, contraluces e iluminaciones exteriores que resaltan dibujos y composiciones de gran vistosidad.

En el reparto nos encontramos con una Meryl Streep en uno de sus peores trabajos, sin pulso, carente de registro, sin convencer. Uma Thurman es una mujer bonita que pone la cara, el físico un par de cameos, pero actoralmente intrascendente. Y el joven Bryan Greenberg no da la talla para la actuación que habría sido deseable.

La película, sin valer mucho, tiene algunos detalles particularmente logrados. La resultante es una comedia romanticona que más o menos se sobrelleva, con unos personajes “guapos” aunque no bien construidos desde mi modo de ver, pero que dan el pego.

Yo me dispuse a verla por la Streep y la Thurman y por lo tanto, la productora, como mínimo, supo poner un señuelo para que el espectador muerda el anzuelo, aunque no pesque nada sustancioso.