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España España · Granada
Voto de Kikivall:
8
Comedia. Fantástico Siguiendo el estilo de Frank Capra, Vajda demostró todo su talento en esta comedia de tintes sobrenaturales cuyo protagonista es un antipático e inmisericorde administrador de fincas que se verá condenado a vivir como un perro hasta que consiga ganarse el cariño de alguien. (FILMAFFINITY)
25 de abril de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta obra Ladislao Vajda tiene influencia del neorrealismo italiano (pensemos en Milagro en Milán, 1951, de Vittorio De Sica), pero también del cine americano de los años cuarenta, de las películas de Frank Capra, de Preston Sturges; tiene tambiénelementos de los cuentos animados de Walt Disney. Con todas esas influencias, Vajda viene a concluir una película muy bien narrada, una comedia-drama con tintes sobrenaturales con un protagonista principal: el avaro condenado a buscar el cariño de alguien para redimirse.

Esta es la tercera película de la trilogía de Vajda con Pablito Calvo: Marcelino pan y vino (1954), Mi tío Jacinto (1956) y la que ahora comento. En esta trilogía se produce el fenómeno de que película a película, el éxito y la taquilla fue disminuyendo. El gran taquillazo lo supuso Marcelino…; y justamente las dos cintas que tenían mejor calidad fílmica, dos obras maestras como Mi tío… y Un ángel..., fueron poco a poco cayendo en recaudación, si bien no se puede decir que fueran un fracaso ni mucho menos, es sólo un curioso dato que puede hablar de los gustos hispanos de la época.

Además, hay algo que distingue esta película que ahora comento de las anteriores: ésta es más coral que las otras dos. Por ejemplo, el niño Calvo no aparece prácticamente hasta la mitad de la película, luego ya sí tendrá su protagonismo, claro. El resto son actores diversos y de gran calidad muy bien conjuntados, con Ustinov al frente. La segunda cosa que la distingue de sus predecesoras es que la parte de coproducción italiana que ya estaba presente en Mi tío J.…, se incrementa en esta, hay más actores italianos, más colaboradores para la escritura del guión: el mismo Vajda junto a Ugo Guerra, Ottavio Alessi, José Santugini, Gian Luigi Rondi, István Békeffy, adaptación de una historia de István Békeffy. Además, como muestra de la italianización del film, es justamente en el barrio italiano de “Little Italy” en Nueva York, donde se desarrolla la trama.

Vajda y su director de fotografía (B&W) Heinrich Gärtner (un maestro de luz y uno de los mejores directores de fotografía europeos del momento) volaron hasta Nueva York para rodar planos de apoyo y filmar panorámicas en las que no salen los actores, así como para hacer centenares de fotografías que les fueron entregadas al decorador Antonio Simón, un profesional principal del film, a fin de que le sirvieran de referencia para hacer ese escenario espectacular que montan en los estudios de Chamartín en Madrid. Todo ello con ayuda de retroproyecciones y de una técnica de travelling mate, algo así como la versión primigenia de las actuales ‘cromas’ (técnica audiovisual consistente en extraer un color de la imagen y reemplazar el área que ocupaba ese color por otra imagen o video) que permite que en un mismo plano se fusione la figura de un actor con un fondo que en realidad no está ahí. Y la Música de Bruno Canfora, que está a tono con la obra.

En esta cinta Pablito Calvo no tiene tanto protagonismo como en las anteriores que había hecho. Pablito tiene en la película nueve años y sigue haciendo gala de una expresividad inigualable, maravillosa, su mirada, su cara limpia, en fin, es una gozada verlo. Sin olvidar algo importante: que Pablito está doblado por la famosa actriz de radio Matilde Vilariño, especialista en voces de niño, que hace un espectacular trabajo de doblaje y actoral. Por supuesto hay que destacar la presencia del actor londinense Peter Ustinov, el personaje principal del film; pero casi la mitad de la historia, el personaje se transmuta en un perro. La presencia de Peter Ustinov es muy importante pues ya por ese entonces es un actor reconocido.

En 1957 la película inaugura La Mostra de Venecia, Vajda no era la primera vez que llegaba al certamen. Y es que Vajda era un hombre importante del cine europeo y le correspondía plenamente por propios méritos abrir un Festival como el de Venecia de gran prestigio. Compartió sección oficial con Akira Kurosawa, Nicholas Ray y Luchino Visconti. Recuerdo en este punto que Vajda, de origen húngaro, fue un director muy influenciado por el expresionismo alemán, que incluso trabajó como montador en los años 30 junto a Billy Wilder o Henry Koster; o sea, era todo un personaje de la cinematografía europea y mundial; traigo a la memoria su celebérrima película El cebo (1958). Lo que quiero decir es Vajda sintonizaba y estaba a la altura de los mencionados genios de aquella Mostra veneciana del año ’57 del pasado siglo.

La película tiene una trama que va a más en cuanto a animosidad, manteniendo un ritmo adecuado que hace que el espectador mantenga su interés en todo momento. Una increíblemente buena ambientación del mismo corazón de un luminoso Brooklyn, con el inestimable trabajo del perro Calígola (el malvado casero trocado can), el compañero del niño, del que se hace mención destacada en los créditos principales de la película por ser pieza principal del mismo.

Cinta, en fin, encantadora, por momentos, conmovedora; rodada en un hermoso y espectacular blanco y negro en escenarios naturales, rodada en un espectacular blanco y negro (Heinrich Gärtner), en escenarios naturales, apta para todos los públicos y que sabe incluir sabiamente comedia, drama y romance.

Una comedia surrealista, una película con encanto, de esas que no tienen tiempo ni nacionalidad. Si no la has visto búscala, disfruta de ella, no arrepentirás si te gusta el cine.
Kikivall
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