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España España · Granada
Voto de Kikivall:
8
Drama Estados Unidos, en plena época de la Gran Depresión. En medio de un ambiente de terrible miseria, gentes desesperadas, de toda edad y condición, se apuntan a una maratón de baile con la esperanza de ganar el premio final de 1500 dólares de plata y encontrar, al menos, un sitio donde dormir y comer. Mientras los concursantes fuerzan los límites de su resistencia física y psíquica, una multitud morbosa se divierte contemplando su ... [+]
10 de noviembre de 2014
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película cobra actualidad en los tiempos de crisis y necesidad que vivimos. La historia se desarrolla en los Estados Unidos en la época de la Gran Depresión de 1929, crisis que se habría de prolongar durante la década de los años treinta. La película retrata, así, un entorno de miseria y abatimiento, de suicidios, de locura por la ruina que de pronto se vino encima, no sólo económica, también moral; personas de toda edad y condición desesperadas que no saben qué hacer para subsistir. Entonces, y esto es lo que puntualmente cuenta la película, muchos de esos sujetos, hombres y mujeres, se anotan en una maratón de baile esperando ganar un premio final de 1500 dólares de plata, y de paso encontrar un lugar donde dormir y comer mientras dure el concurso. En las escenas presenciamos cómo los espectadores jalean a los concursantes y se lo pasan bien viendo cada día el sufrimiento de los competidores en esta batalla por la subsistencia y por continuar con el baile el mayor tiempo posible.

La película está excepcionalmente dirigida por Sidney Pollack, una dirección que consigue transmitir la crudeza, la desesperación, la dramática batalla de las parejas por mantenerse a flote día tras día en ese maldito baile, para ganar un dinero de mera supervivencia al que además, le descuentan los gastos de manutención, sanitarios, etc., lo cual que se queda al final en la mitad. El guión de James Poe y Robert E. Thompson basado en novela de Horace McCoy es magnífico, con unos diálogos portentosos, pequeñas clases de filosofía y literatura mordaz, y la nueva utilización de los flash-forwad, y un ritmo que sobrecoge con un final a pelo, sin edulcorantes o aditivos, en toda su crudeza. Acompañan la música de Johnny Green y la fotografía en blanco y negro estupenda de Philip H. Lathrop.

Si repasamos un poco a los intérpretes, podemos decir que contamos con un equipo de lujo con una Jane Fonda maravillosa, un Michael Sarrazin expresivo en su parquedad y gesto lastimero, y unos geniales Red Buttons y Susannah York (aspirante a actriz que posiblemente acabará prostituyéndose). Pero quizá destaca por su papel de insensible y manipulador maestro de ceremonias y presentador del terrible concurso, Gig Young, que consiguió el Oscar al mejor actor de reparto en aquel entonces de 1969.

121 minutos de un enorme drama en una época igualmente dramática en la que los habitantes de los EE.UU. quedaron desconcertados y misérrimos tras la debacle de 1929; ver a personas jóvenes, de mediana edad y mayores, todos a una intentando sobrevivir y cubrir sus necesidades más elementales como un lugar para cobijarse o un plato de comida; es realmente turbador ver esa realidad tan radicalmente precaria, y aunque los tiempos son otros y tienen sus aspectos diferentes, esta época que nos toca es igualmente trágica y conmovedora, por cuanto se ven casos también calamitosos de familias que son desahuciadas, gente que no tiene qué comer, los comedores de caridad abarrotados, los niños infra-alimentados, personas incontables sin empleo y los jóvenes emigrando en tropel para buscarse la vida allende nuestras fronteras.

“Danzad, danzad, malditos” fue una realidad penosa del pasado, pero revive como metáfora cabal de lo que hoy sucede en esta crisis desgarradora que ya está durando demasiado. Sean valientes y vean esta hiel tejida en celuloide que nos ofrece Sydney Pollack.
Kikivall
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