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España España · Granada
Voto de Kikivall:
5
Western. Comedia Narra las aventuras de un aristócrata francés, el “Condemor”, y Lucas, su fiel criado mexicano que, perdidos en el desierto del lejano Oeste, buscan la forma de volver al París de los franceses. A raíz de una involuntaria demostración de valor, “Condemor" es nombrado sheriff -muy en contra de su voluntad- y obligado a perseguir al “Tuerto” y a resolver la incógnita del paradero del padre del Chico y también la localización del ... [+]
28 de abril de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando comienza esta película aparece una graciosa animación de un indio que fuma su pipa de la paz. Pero de repente aparece un pequeñito Chiquito de la Calzada bailando al son de una música shakireña de la que no se entiende ni una sílaba. El indio le lanza el humo de la pipa dejando grogui a Chiquito, hasta que éste le lanza agua con una pistola de ídem, que derrite al monumental indio y el pequeñín Chiquito es acosado por una flecha que se clava en un cartel de ‘Wanted’ con la cara dibujada de Bigote Arrocet.

Esta comedia cuenta las aventuras por el Oeste de Condemor (Chiquito de la Calzada), un conde francés, junto a Lucas (Bigote Arrocet), su criado mejicano, perdidos en un desierto del lejano oeste.

No sé si hay alguien que no sepa que el director de esta cinta Álvaro Sáenz de Heredia pasa por ser uno de los peores directores del cine español. Malo con ganas no perdió ocasión de dar el pelotazo gracias a nuestro querido Chiquito, uno de los mejores cómicos de este país en las últimas décadas. Del guión del mismo Sáez de Heredia, si es que lo pudiéramos denominar así, mejor no hablar: horribilis. Una música perrillera de Ramón Farran, aunque hay un par de números musicales sin desperdicio. Y una fotografía por los pelos de Julio Bragado.

Se buscaron localizaciones en Almería para que saliera una especie de “chorizo-western” y lo peor de la película es que está hecha con mucha ‘bulla’, sin respiro, a velocidad de Fórmula 1.

El fuerte de esta horrorosa película es un enorme Chiquito de la Calzada. Sin él esta cinta no se habría exhibido, con él saltó a la estratosfera del éxito de taquilla con mayúsculas. Quiere eso decir que Chiquito también podía soportar él solo (prácticamente) una cinta de hora y media de metraje. Y es que el reparto es ante todo él, a quien acompaña un apropiado y emotivo Bigote Arrocet, la preciosa Sol Abad, acertado Naim Thomas como Chico, Julio Tejela bien como el Tuerto, María José Nieto, César Varona y Aldo Sambrell.

Este film es la cima de lo que Chiquito ha sido en nuestros corazones, él sólo consigue que este western de tercera tenga intriga y una acción trepidante, presidido todo por su humor genial. Es difícil reír con este tipo de comedias penosas, pero el fenómeno se da. Chiquito, maestro de maestros, master & comander, y para que haya contrapunto un efectivo Bigote.

Como sabemos Chikito falleció el día 11 de Noviembre de 2017 de enfermedad y pena; Gregorio Esteban Sánchez Fernández, Chiquito, a quien valoraba el público y por quien yo particularmente sentía gran estima. Era, amén de enorme humorista, mejor persona. Con una vida muy trabajada, hijo de la posguerra; como él mismo dijo: "Yo he pasado más hambre que todo el mundo". Fue ‘cantaor’ de flamenco, palmero, bailarín, emigrante en Japón para poderse comprar un piso en su Málaga natal junto a su querida esposa Pepita a la que siempre amó; su muerte, por cierto en 2012, le afectó muy negativamente en todo sentido.

Fue descubierto por Tomás Summers, creador del programa Genio y figura que se emitió en Antena 3 entre 1994 y 1995. Entonces Chiquito tenía 62 años. Pero qué bien que aprovechó la fama y el arte de su humor entre surrealista, medido, inacabado en cuanto hacía, y dando saltitos sobre el escenario a la par que soltaba una enorme retahíla de neologismos a cual más gracioso.

Chiquito “aprovechó” su tiempo de fama, más bien quisiera decir que fuimos los espectadores y oyentes quienes aprovechamos su nueva jerga, esa manera de gesticular y de moverse, pues el humor de Chiquito de la Calzada se caracterizó, sobre todo, por el uso de frases y expresiones distorsionadas, la mayor parte de las veces incomprensibles, con las que ataviaba sus eternos chistes. Ejemplos de su particular y alocado lenguaje fueron: “¡Pecador!”, “¿Te dah cuen?”, “¡Fistro!”, “Quietorrll”, "¡No puedor, no puedorrr!", “¡No te digo trigo por no llamarte Rodrigo!”, “¡Duodeno sersuá!”, “Norrl”, “¡A candemor e narrr!”, “¡Cobarde!”, “¡Al ataquerrrr!”, “¡Me cago en tus muelas!”, “¡Jarl!”, “¡Hasta luego Lucasss!”, “¡Por la gloria de mi madre!”, “Eres más peligroso que un tiroteo en un ascensor”, “¡Es usted un torpedo!", “Trabaja menos que el sastre de Tarzán”, “¡Cuidadín, quietorl!” o “Se mueve uhté mah que los precioh!”. Y más. Chiquito generó léxico nuevo y palabrería a cual más graciosa, sabiendo hacer humor de nuestra fragilidad corporal salpicando sus relatos con referencias al duodeno, el hematoma, las muelas, el cerito sexual, el fistro de abajo, y así.

Su muerte deja un enorme vacío en el campo del humor español; incluso no es posible, algo habitual en un obituario, relacionarlo con una época histórica o social o política o hurgar a ver si en sus chistes encontramos un comentario ideológico, que aluda a un lugar o a una corriente. El truco de Chiquito, nacido en Málaga, que vivió en Japón y se inventaba palabras en inglés, fue crear chistes que nacían y morían en sí mismos, sin pretender dobleces o sarcasmos. Por eso Chiquito llegaba a todos sin excepción, su humor surrealista era contagioso y no entendía de clase social, ni de nivel cultural.

Y nada más, Chiquito está hoy apoyado en una nube diciéndonos: “hasta luego Lucas”, aunque nadie se llame así. Eso nos estará diciendo a todos, a los ‘pecadores de la pradera’, a los ‘fistros terrenalers’, a los que nos hemos dado ‘cuen’ de la noche al día que el gran Chiquito ya no está entre nosotros. Suerte la de los ángeles, potestades o querubines que se estarán partiendo de la risa. Suerte la nuestra de haber contado con tan bueno y peculiar personaje, pues no es fácil encontrar humanidad y fama en la misma persona.

Y la película es lo de menos, una huella más del “conde mor”, el más hilarante caminante por los desiertos de Tabernas en Almería: ¡que no se puede aguantar!
Kikivall
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