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España España · Granada
Voto de Kikivall:
10
Drama. Comedia. Romance Una joven de familia acomodada lleva a casa, para presentárselo a sus padres, a su novio, un médico negro con el que tiene la intención de casarse. A pesar de ser personas de ideas liberales, sus padres se sienten muy confundidos, especialmente el padre, que teme que un matrimonio interracial no traiga más que problemas a su hija. (FILMAFFINITY)
3 de abril de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras más de veinte años que la vi, anoche de nuevo me deleité con este film de Stanley Kramer que obtuvo dos Oscars en 1967, uno la maravillosa Katharine Hepburn y otro al mejor guión original. Pero es que además tuvo ¡Diez nominaciones más! O sea, todo un record.

La película es de planteamiento sencillo pero profundo a la vez. La hija de un matrimonio acomodado liberal norteamericano (Katharine Houghton), aparece de repente en su casa tras un viaje para presentar a los padres (K. Hepburn y S. Tracy) a su flamante nuevo novio, un médico de color que ha conocido en sus vacaciones (S. Poitier). Esta circunstancia remueve los sentimientos de los padres que quedan, a pesar de su liberalismo y su enfoque abierto en temas raciales y etc., literalmente pasmados y sintiendo que nunca habían pensado que semejante situación les ocurriera a ellos. Igual pasa con los padres de él, un matrimonio modesto de color, que cuando aparecen en la parte final de la película para conocer, tras un viaje que han hecho para este cometido, a su futura nuera, quedan perplejos por la elección de su hijo por una novia blanca. El mismo tema racial lo plantea abiertamente incluso la criada de color que cuida la casa. El único conforme y complacido es un monseñor católico que tiene un papel esperanzador y alegre en la historia.

Fue el último trabajo en el que pudieron compartir escena los eternos enamorados en la vida real Katherine Hepburn y Spencer Tracy que están archimagníficos en esta comedia. La interpretación de ambos pone los pelos de punta de tan buena. Por ejemplo, el discurso final de Tracy en defensa del amor más allá de la raza, etc., es genial porque él lo hace genial, no por el discurso en sí que resulta, en abstracto, un tanto gazmoño. La Hepburn no tiene calificativos; el primer encuentro con el novio negro de la hija es genial, con esa actitud y expresión de azoramiento, de asombro, de “esto no me puede estar sucediendo a mí”. Por supuesto, en cuanto a interpretación Sydney Portier lo borda igual y da hasta pudor ver algo tan perfecto. Katherine Houghton y el resto actores y actrices de reparto excepcionalmente dirigidos por Kramer, dibujan, en suma, una comedia profunda en sus planteamientos de vida (con especial énfasis en el tema del racismo), en el sentido del humor, en el dinamismo que imprime a la trama y en el virtuoso manejo de unas escenas corales de múltiples actores a la vez en clave cuasi teatral, donde el espectador puede llegar a sentir que él también está invitado esa noche a la cena de los señores Hepburn y Tracy.

La recomiendo a cualquier persona sensible pues aunque la película tiene sus años, está vigente y de última. Su temática sobre los prejuicios raciales, se extrapola a otras actitudes prejuiciosas de tipo sexista, viejista, homófonas, etc. En una de esas, alguien dice del personaje negro que habría soñado para él que llegara a presidente de los EE.UU. Pues algo más de treinta años después, eso fue lo que sucedió. Y yo creo que Obama ha visto varias docenas de veces junto con su esposa Michelle este encantador filme de ayer y de hoy.
Kikivall
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