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España España · Granada
Voto de Kikivall:
8
Intriga. Romance A pesar de que sus últimas misiones son bastante irrelevantes, el agente secreto británico Alec Leamas no desea abandonar la clandestinidad para ocupar un despacho oficial. Su nueva misión en la Alemania Oriental parece más interesante: consiste en hacerse pasar por un desertor y para que su deserción resulte verosímil se las ingenia para desacreditarse y desacreditar a sus jefes hasta conseguir que lo expulsen de la agencia de ... [+]
3 de enero de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El agente secreto británico Alec Leamas (Burton) ha hecho misiones muy irrelevantes en los últimos años. El gobierno le propone reciclarlo como funcionario, pero se niega. Prefiere seguir en la acción y en la clandestinidad cono espía profesional. Entonces le ofrecen una misión en la que tiene que presentarse como desertor ante otra banda del telón de acero, en la Alemania Oriental.

El director Martín Ritt llegó a autoproducirse en parte, adquiriendo los derechos de la novela de John Le Carré, The Spy Who Came in from the cold de 1963, después de haberla leído con enorme interés. Les encargó el guión a Paul Dehn y Guy Trosper, que supieron escribir un meritorio libreto con escenas y diálogos de gran interés cinematográfico, que son los que sostienen la mayor parte del peso narrativo, mientras la acción se desarrolla de manera pausada y en un plano secundario. Ritt supo hacer una impecable dirección del film que logra un punto de tensión máximo desde el primer momento y logra mantener la intriga; los tiempos y el ritmo son perfectos. La música de Sol Kaplan es muy buena y aporta solos de piano en el prólogo y melodías de flauta que trasmiten sentimientos de temor, intriga y peligro. Maravillosa fotografía en blanco y negro de Oswald Morris que mueve gradualmente la cámara buscando encuadres precisos y brindando planos majestuosos.

El reparto es maravilloso, sobresaliendo un genial Richard Burton en una de sus mejores interpretaciones, con gran magisterio y buen hacer. Claire Bloom está muy afinada, bonita y expresiva como joven idealista y enamorada. Grande Oskar Werner, quien mereció el reconocimiento de crítica y público.

Los espías que vemos en esta película poco tienen que ver con esos espías de relumbrón que por lo general lucían sus habilidades de lucha e incluso seductoras para regocijo del público. Ritt nos hace abrir los ojos y ver de otra forma lo que para Ian Fleming, y Terence Young o Guy Hamilton era mero entretenimiento con la coletilla de: “me llamo Bond... James Bond”. Esta película es otra cosa, es más seria y ponderada.

Ritt nos mete de lleno en una más Guerra Fría creible, con todas sus consecuencias. El espía que interpreta Burton no es un guapo y solvente galán, sino un hombre de cierta edad, bebedor, no muy agraciado y desastrado en su vestimenta. Pero lo que más llama la atención de esta película es la desmitificación del trabajo del espía. El espía aquí no usa armas, su trabajo es radicalmente diferente. Es un funcionario en la más absoluta clandestinidad y en su incapacidad social, todo encaminado a pasar información secreta a su gobierno. No veremos en este metraje balas, ni peleas, ni persecuciones de coches.

La dirección y el bien hacer de Ritt utiliza una puesta en escena que condiciona el mensaje de la película; su realización dibuja el severo panorama de soledad y desolación al que se enfrenta Leac Leamas. Con un estilo adusto y escabroso, y la sensación de desamparo que sufre el protagonista.

Es de destacar el sorpresivo final, que viene a ser un perfecto remate que sintoniza perfectamente con el tono fosco y lóbrego que la obra ha imprimido a lo largo del metraje. Un final en el que Leamas puede redimir su existencia. Una visión realista, fría, despojada de adornos y veraz del mundo del espionaje.
Kikivall
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