Este film de Claude y Marie Verneuiles ante todo, una película cargada de amabilidad y galanura política. Y para llegar a este extremo, juega con cierta munición humorística que en el momento de ver la cinta resulta graciosa y chispeante, pero que transcurrido un tiempo deviene en recuerdo trivial y cargado de tópicos en la figura de su protagonista, un conservador de provincias, tan gaullista como xenófobo.

Esta película del director francés Philippe de Chauveron es el primero de sus cinco largometrajes estrenados en España, y viene a ser un paso en la evolución de la comedia, para una época de corrección política. Sin embargo, no deja de ocultar humor amable, la realidad de un presente social donde exclusión y rechazo son norma.

El guion de Chauveron y Guy Laurent quiere demostrar lo que “supuestamente” es, y acaba demostrando: que realmente todos somos racistas. Además, los guionistas no llenan los huecos entre escenas, limitándose a enlazar estos espacios vacíos con carteles como: “Un año después”; “Seis meses más tarde”, etc. El final levanta algo el vuelo y deja una sensación de engañoso bienestar, pero la historia cabe en el enunciado de un chiste y a decir verdad, no logra escapar de lo previsible.

En el reparto destaca el savoir-faire del veterano Christian Clavier, un comediante con buen oficio que encarna a un hombre irascible, facha y a su modo, buena persona. Chantal Lauby es el segundo puntal actoral del film encarnando a la madre y esposa tan abnegada como sorprendida por los acontecimientos.

Esta obra tuvo un inusitado éxito de recaudación en su momento, en Francia, con más de 12 millones de espectadores, lo que la convirtió en la película más rentable del momento, más de cien millones de euros de beneficio.

Tolerancia y calma en esta película afable que alterna escenas graciosas y gags de baja intensidad.