Es curioso que de este film realicé sin darme cuenta dos críticas en momentos diferentes. Ambas son distintas en su valoración y ello me lleva a la idea de la relatividad de la crítica cinematográfica, de cuándo ves la película, de cómo la ves, en fin, de muchas variables de las que en mi caso, obvio, no entran los intereses de ningún tipo. Pero para quien quiera ver la disparidad, ahí van ambas, la primera de diciembre de 2013 y la segunda de enero de 2014. Saludos
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Primera crítica: 29 de noviembre de 2013

"Una película poética".
La película se desarrolla en Los Ángeles en los años sesenta. George Falconer (Colin Firth) es un profesor británico y homosexual de mediana edad que se esfuerza por encontrar sentido a su vida tras la muerte en accidente de su pareja Jim (Matthew Goode). Encuentra consuelo junto a su íntima amiga Charley (Julianne. Moore), una mujer también conflictualizada con el porvenir. En este estado de cosas hace su aparición Kenny (Nicholas Hoult), un estudiante que se acerca al profesor por una atracción de tipo sexual y sentimental.

A mí me ha parecido una película delicada, cuidada en sus detalles, con un guión muy bueno de Tom Ford y David Scearce (Novela: Christopher Isherwood) referido a una historia amorosa de pérdida y redención. Con un diseño poético y un tempo sostenido, el film nos lleva al oculto mundo de un personaje maduro homosexual que intenta sobrevivir a unas circunstancias nada halagüeñas. Una dirección cuidada de Tom Ford, una buena fotografía de Aduard Grau, música al mismo nivel de Abel Korzeniowski e interpretaciones muy meritorias sobre todo de Colin Firth que borda el papel, pero sin olvidar a Nicholas Hoult y Julianne Moore.

Creo que vale la pena ver esta película refinada y con elementos psicológicos nada desdeñables.
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Segunda crítica: 30 de enero de 2014

"Lugares comunes".
La película se sitúa en el año 1962 en Los Ángeles (EE.UU.). George Falconer (Colin Firth), es un hombre homosexual maduro, que ejerce como profesor universitario. Tras la muerte de su pareja sentimental, Jim (Matthew Goode) en accidente de automóvil, lucha por encontrarle sentido a su existencia. Así, entre algunos devaneos con el suicidio e intentar dejar preparadas las cosas tras su autolisis, finalmente decide asistir a una cena con su amiga íntima Charley (J. Moore), que también está cargada de zozobra y dudas sobre qué será de su vida futura. En ese mismo tiempo, un joven estudiante con aspecto de efebo y que parece intentar asumir su homosexualidad, Kenny (Nicholas Hoult), busca denodadamente acercarse George en quien ve a una persona afín a sus inquietudes sentimentales.

Realmente la dirección de Tom Ford y su más que regular guión junto a David Scearce basado en una novela de Christopher Isherwood, se queda corta en lo que habría podido ser una interesante historia sobre el espíritu humano, el amor, la homosexualidad, etc., a cambio de una historia de tópicos y lugares trillados sin demasiado interés.

No diré que no tenga algunos destellos de brillantez en lo que toca a los planos, la fotografía de Eduard Grau, la buena música de Abel Korzeniowski, y toques melancólicos en un ensamblaje refinado de personajes conflictualizados. Lo que ocurre es que después no hay mucho más. El envoltorio cobra más importancia que el contenido y de hecho, puede llegar a resultar pretendidamente psicológica sin serlo o pretendidamente poética ahí donde chirría cierto edulcoramiento insustancial. El peso del film lo lleva sin duda Colin Firth con una excelente interpretación para un final inesperado y brusco.