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España España · Granada
Voto de Kikivall:
9
Cine negro. Intriga Michael O'Hara (Orson Welles), un marinero irlandés, entra a trabajar en un yate a las órdenes de un inválido casado con una mujer fatal (Rita Hayworth) y queda atrapado en una maraña de intrigas y asesinatos. (FILMAFFINITY)
22 de junio de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la cinta, Michael O'Hara (Orson Welles), a la sazón un marinero irlandés curtido en mil aventuras, accede a trabajar en un barco de recreo a las órdenes del señor Bannister, un afamado y rico abogado criminalista inválido (Everett Sloane), casado con una mujer bellísima y fatal (Rita Hayworth) y acompañados del siniestro hermano del abogado (Everett Sloane). La decisión del marinero, seducido por Elsa Bannister, le atrapa en una tupida red de engaños, intrigas, crímenes y maldad que ni él, hombre experimentado, acierta a adivinar y de la que puede escapar de forma casi milagrosa al final de la historia.

Una gran película que no había visto y que pude visionar anoche en un canal de TV. La dama de Shanghai es una cinta de cine negro con intriga, amores, círculos viciados de gente millonaria (nidos de víboras o, como se dice en la peli, una pelea de tiburones), idealismo, aventuras, juicios, etc. Como un complejo vitamínico fílmico, esta genial película dirigida e interpretada de forma magistral por Welles, es un ejemplo del cine que se hacía hace décadas (el filme es de 1947), en blanco y negro y con muchas cargas de profundidad en un guión eminente del propio Orson Welles basado en una novela de kiosco de Sherwood King. Rita Hayworth (la gran Gilda), teñida de rubio por su entonces marido Welles, hace una interpretación de gran nivel redondeando los muchos matices en su papel de mujer seductora, que ni aún en los momentos de amor, pierde su veta de maldad. El resto del reparto principal hace igualmente interpretaciones notables: Everett Sloane borda el papel de abogado rico y tullido cargado de odio, y Glenn Anders también hace una interpretación archigenial de su diabólico rol.

La escena final con que cierra esta película es una secuencia en la que se confunden la apariencia y la realidad de manera fascinante y compleja.

Es, en definitiva, una película que recomiendo a todo buen cinéfilo; sin duda una de las mejores de Welles, salvando Ciudadano Kane, claro.
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Anoche volví a ver en TV La dama de Shangai y no puedo sustraerme a dedicarle de nuevo dos líneas para decir que Orson Welles es uno de los más geniales directores, actores y guionistas del cine de todos los tiempos y que tiene en La dama de Shangai un ejemplo de su maestría en diferentes planos. En el terreno del guión, del propio Wells basado en una novela de kiosco de Sherwood King, en su genial dirección y montaje que mantienen la intriga toda la película, las extraordinarias interpretaciones del propio Wells, Rita Hayworth, o Everett Sloane que borda el papel del perverso abogado.

La película habla de la perversión humana, la ambición, el sexo, los bajos instintos en una metáfora que el protagonista Michael O'Hara (Orson Welles), describe como una pelea de tiburones donde al final todos acaban devorándose unos a otros en una sangriente carnicería, como efectivamente ocurre. No se la pierdan amigos, véanla, no se arrepentirán.
Kikivall
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