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España España · Granada
Voto de Kikivall:
9
Drama Las hermanas Jane y Blanche Hudson fueron estrellas infantiles de Hollywood, pero sus carreras siguieron trayectorias muy distintas. Mientras que Jane, al crecer, fue olvidada por el público, Blanche se convirtió en una actriz de éxito. Tras un misterioso accidente de coche, Blanche quedó postrada en una silla de ruedas al cuidado de su hermana Jane, que disfruta atormentándola. (FILMAFFINITY)
28 de junio de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es curioso que viera yo esta cinta siendo un niño de 12 ó 13 años; lo digo porque me inquietó mucho y me metió un frío miedo en el cuerpo, tanto por los personajes, como la ensidiosa trama donde una hermana versus otra, que se baten en un sordo y loco duelo de enorme tensión.

Eran las hermanas Jane y Blanche Hudson, ambas estrellas de Hollywood. Pero Jane fue más bien una niña-jovencita prodigio que al poco fue olvidada por el gran público. Sin embargo Blanche se convirtió de mujer en una actriz de éxito. Sabemos por indicios del film, que después de un accidente de coche no bien aclarado, Blanche quedó discapacitada en una silla de ruedas y su hermana Blanche cuidaba de ella, pero siempre provocándole dolor y tormento, y haciéndole todo tipo de maltrato imaginable. Jane estaba aterrorizada y Blanche vivía en un mundo psicótico reviviendo su época infantil.

Fue una cinta de gran éxito en su momento con varias nominaciones a los Oscar.

Robert Aldrich construye una impecable película siguiendo el libreto escrito por Lukas Heller, adaptación de la novela de Henry Farrell, “What Ever Happenened to Baby Jane?” de 1960. Una historia sórdida de soledad, decadencia y tormento dirigida con enorme maestría que es ya considerada una película clásica de la cinematografía de todos los tiempos.

Las explosivas y contundentes interpretaciones de dos grandes: Bette Davis y Joan Crawford son un valor principal del film. Ambas, cada una en su tempestuoso lugar, encarnan a las dos hermanas de manera magistral, traspasando la pantalla y haciendo que el espectador se agarre bien a la butaca a la espera de lo peor que tarda en llegar el tiempo eterno de angustia que se pasa viendo esta obra. El resto del reparto, si bien correcto, no deja de ser un acompañamiento al brutal duelo interpretativo de las dos protagonistas principales.

Con un ritmo que va de manos a más, Aldrich retrató a una Davis loca y peligrosa, junto a su atemorizada hermana, sin que sepamos hasta el final, quién es peor de las dos.

Una locura elocuente la que interpreta Bette Davis en este terrorífico drama inclasificable en cualquier convención de género. El film nos da un desarrollo atípico, unos personajes incomprensibles y oscuros que son siempre repudiados por el espectador, ni un gramo de simpatía, ni una pizca de confianza. Dos actrices en la cumbre y un final inesperado y turbulento.

Gran fotografía de Ernest Haller que compone contrastes muy fuertes entre la luz y las sombras, y muestra despiadamente la decadencia física de ambas mujeres, así como los locos recitales de la Davis en un registro de mujer muy mala. La música del genial Frank De Vol está hecha con melodías de metal y cuerdas, música disonantes y perturbadora.

Magistral lección de cine del maestro Aldrich. Esta cinta es tan claustrófobica, dolorida y terrible como la relación entre dos personas que se necesitan tanto como se odian. Ambas tienen una relación simbiótica, depende la una de la otra y a la vez desean destruirse.

En resolución: un drama feroz, desapacible, viscoso, compacto e insólito. Película imprescindible para el amante al cine.
Kikivall
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