Película de cine negro + boxeo + amor, muy bien llevada por el director Phil Karlston (Rey de la serie B), guion de R. Smith, adaptación de la obra homónima de George Zuckerman, donde Emie Driscoll. Un antiguo campeón de boxeo (Payne) que trabaja como taxista, ve perturbada su vida matrimonial cuando ve a las claras que su esposa (Castle) le es infiel con un hombre elegante y guapetón que viene a ser un mafioso que trafica con diamantes.

Karlson es un gran director, muy desconocido, de cine negro. En este caso acompañado de un excelente reparto que, sin ser de relumbrón, da la talla mejor que bien con actores y actrices como John Payne, Brad Dexter, Evelyn Keyes o Peggie Castle.

A pesar de las pegas que algunos/as ponen al filme, Karlson domina la fotografía, el montaje y la composición. Gran fotografía de Franz Planer (B&N) y muy notables las escenas de pelea a pie de ring o la de la pasarela del barco; recurriendo a efectivos y sugerentes contrapicados. Maravillosa la música de Arthur Lange y Emil Newman, que intensifican el suspense y la acción.

El filme resulta de un entramado criminal muy entretenido que recae sobre un inocente taxista de pasado boxístico, con el cometido de lograr convencer, entretener y azorar, y todo ello hace Payne de manera brillante.

Hay la claridad, precisión y claridad y las ideas brillantes y convincentes que tenían los antiguos maestros guionistas y directores.