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España España · Granada
Voto de Kikivall:
8
Drama En un pequeño pueblo de la Inglaterra de 1959, una joven mujer decide, en contra de la educada pero implacable oposición vecinal, abrir la primera librería que haya habido nunca en esa zona. (FILMAFFINITY)
1 de abril de 2018
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de mi total agrado, para mi contento interior, un film que habla de emociones en un tono que casi hace llorar. Sensitiva y tierna historia, con el tan dulce cometido de la protagonista, una mujer tan falta de afecto como llena de respeto y amor por los libros, mientras los acaricia y coloca en los estantes de su librería; y esa sensación de cuánto hay por descubrir en esas páginas y en esos estantes con cuidados volúmenes llenos de magia.

La historia es sencilla y habla de una bonita mujer viuda, Florence Green (Emily Mortimer), que vive la magia de los libros y decide montar una librería en un pueblecito de la Inglaterra de 1959. El resto es el tema del film, los tropiezos y dificultades, enemigos y amigos con los que la protagonista se va encontrando.

Florence es una mujer perseverante y decidida. En tanto, la mujer rica del pueblo, una señora de edad se opone a sus propósitos. De manera que Florence sólo goza del apoyo incondicional de una niña de diez años soñadora, y el apoyo franco de un hombre solitario entrado en años, inteligente, misántropo y lector empedernido.

Es una película para espíritus sesibles. Y aunque no tenga acción, ejemplifica la lucha de una mujer firme en aras al valor de la literatura, que es capaz de batallar hasta el final contra poderes maléficos que actúan a modo de punzantes huracanes.

La directora Isabel Coixet describe el relato con una enorme sutileza y un tono próximo a la artesanía más fina y bien lograda. Hay una armonía que se evidencia en las imágenes, los cuidados diálogos, los convenientes silencios o las casi imperceptibles y reveladores señas que se presentan arropadas por una atmósfera hipnótica y clara. La Coixet ha escrito un guión hermoso, adaptación de la novela de Penelope Fitzgerald: “The Bookshop” (1978), obra en la que la directora dice haber descubierto elementos que le llamaron la atención con relación al mundo de los libros. El guión refiere también de manera perspicaz los estados de ánimo de los personajes. Habla igual de la maldad por la maldad, de la vanidad como motor de la actuación de la antagonista, y, por añadidura, del carácter insano de una comunidad que no permite que uno de los suyos realice un sueño: montar un lugar de cultura y poesía.

Tiene el film una bonita música de Alfonso de Vilallonga y una sorprendente fotografía Jean-Claude Larrieu, con panorámicas hermosas de la costa norirlandesa donde fue rodada la cinta.

El reparto se caracteriza por unas interpretaciones fabulosas de Emily Mortimer, mujer bonita y apacible de delicado cuerpo y en apariencia vulnerable, que sabe cómo coger, oler o palpar los libros; su manera en general de estar ante la cámara y el trabajo en su conjunto es genial. Patricia Clarkson en su rol de malvada ejemplar, aunque no dispone de mucho tiempo en la cinta, es central en la trama y lo borda. Bill Nigh es un actor que economiza su gestualidad y que, empero, dice con su mirada y sus breves palabras, cuanto hay que decir y más.

Una película, en fin, de gran belleza, conmovedora, y cargada de razones y esperanza. También una película sobre la mezquindad existente en la sociedad actual o en palabras de la propia directora “de una sociedad que distingue entre exterminados y exterminadores”.
Kikivall
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