Buen representante de nuestro cine de barrio, ligera, ágil, agradable, fácil de ver y digerir; ofrece mucho -una historia sencilla, amena, y resuelta rápidamente sin mayores contratiempos-, mucho más de lo que en principio era su pretensión. Entretiene durante toda su proyección, con personajes afines, de gran familiaridad y cariño, una diversión cotidiana que resulta ideal para cubrir ciertos momentos de desasosiego o desvelo; buenas, naturales interpretaciones y una acertada banda sonora para un trabajo firmado por el Terrat -a la bandera Gorbacho- que satisface y gusta por su sencillez y campechanía. Un aprobado muy digno y merecido pues es la nota, meta a la cual aspiraba desde su nacimiento.

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