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España España · Ávila
Voto de Ludovico:
3
Bélico Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el general Frank Savage, de las fuerzas aéreas de los Estados Unidos, es enviado a Inglaterra para relevar al comandante de una unidad encargada de bombardear Alemania y cuyos miembros están completamente desmoralizados. Aunque es amable y comprensivo, Savage aplica inmediatamente una disciplina de choque para levantar la moral de la tropa. Los miembros del escuadrón, reacios al principio a ... [+]
21 de abril de 2008
28 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Infame panfleto militarista, homenaje, se nos dice, a quienes hicieron posible el perfeccionamiento de la técnica —esencial, en verdad, para una civilización que recorre la historia a bombazo limpio— de los bombardeos diurnos. ¡Magnífico! ¡Que habría sido de nosotros si no hubiéramos aprendido a bombardear como es debido! No quiero ni pensarlo... Como los admiradores de esta película, que, probablemente, tampoco quieren pensar demasiado: situaciones ya no tópicas, sino ultratópicas, tópicas al cuadrado, al cubo, tópicas en un universo de tópicos; diálogos que parecen una antología de lugares comunes; personajes a los que uno tiene la sensación de haber visto quinientas mil veces en el cine americano; impulsos elementales, puros y primarios, sin la menor sombra de complejidad, sin el menor atisbo de ambigüedad, todo plano y chato, en la superficie misma de la emotividad, sin disonancias intempestivas, sin necesidad de que se agite una sola neurona del cerebro, todo calculado para llegar directamente al corazón de unos espectadores con atrofia intelectual congénita, necesitados, como niños, de creer en un poder fuerte y paternal, severo pero bondadoso, que les ampara y les guía.

Afortunadamente, gracias a tan ínclitos benefactores de la humanidad, hemos aprendido a bombardear tanto de día como de noche, con nublados o con sol. Sin ellos, no hubiera sido posible Vietnam, Corea, Afganistán, Iraq... Tal vez —horroriza pensarlo— ni siquiera las armas nucleares hubieran sido posibles y nuestro mundo estaría ahora amenazado por cualquier terrorista.
Ludovico
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