Qué grandes La infancia de Iván o Sacrificio, el mejor cine que he visto nunca. Pero esta vez, en este espejo no me veo.
No ya que no te enteras de qué va. No ya que esa mezcla de película y documental es socorrida, pero no viene a cuento.
No ya que hay poesía pero tan críptica que no traspasa el umbral de la emoción y se queda detenida en una esquinada pestaña (por imitar al padre poeta).
Es que es de esas películas que hay que soportar más que disfrutar.
Todo el tiempo mirando cuándo queda. Me da igual que no sea una narrativa habitual, es que los fragmentos no dicen mucho.
Le pongo un seis porque es Tarkovsky, si no…
Admiro algunas de las sesudas críticas que he leído aquí. Admiro esa habilidad para escarbar donde apenas hay.
¿Recuerdan eso de aliquando dormitat Homerus (para los de ciencias: de vez en cuando hasta Homero echa una cabezada)? Pues esta es una siesta del gran Tarkovsky.