Con esto de las Comunidades Autónomas tenemos directores regionales: con pasta de la comunidad, de Salamanca aquí, de TVE y del ICO se consigue un modesto presupuesto para rodar esta no larga película, de forma minimalista. Muchos planos generales, con la cámara fija, dejando que los personajes se acerquen o se alejen.
Hay muy pocos diálogos, quizá porque se corre el riesgo de que los actores no sepan hacerlo bien.
Es la historia,primero, de una pareja que han tenido un niño a los 16 años y, según se anuncia al principio, “eso me arruinó la vida”. Después, otra pareja, también joven, ella se queda embarazada y está pensando en abortar, aunque él no quiere. Okupa un modesta casa en el campo y ya tiene un hogar.
Ese distanciamiento hace que todo resulte lejano para el espectador. Nos enseñan Salamanca desde la catedral, porque hay que promocionar la ciudad que, por lo demás, se promociona sola.
La peli dura 77’. Cuando ha transcurrido un tercio no ha pasado nada. Y uno se teme que nada va a pasar especialmente destacable. Salvo que la pareja de tíos son unos delincuentes.la cosa se anima cuando quedan diez minutos. Algunas cosas ocurren fuera de campo que es el modo más fácil de hacerlo.
La música hace su aparición a los 20’ con un cante flamenco, muy de aficionado, que dice “Salamanca, tierra mía”. Luego hay una interesante música de percusión, con las manos sobre una mesa.
Se agradece que la peli no sea presuntuosa y que se reconozca las limitaciones. Por ejemplo, no hay primeros planos con diálogos, quizá porque los actores y actrices no los aguantarían. Bueno, no, hay un primer plano de un caballo.