Dice un tío al principio de la peli a su amiga o novia o lo que sea: “Aunque te suene raro, yo quiero a mis padres”. Y millones de personas más. La amiga tiene a sus padres en proceso de separación, porque él está liado con otra. ¿Por qué es tan raro que en las películas salgan padres que se quieren y que quieren a los hijos y estos a los padres? Sí, así hay menos drama,pero por lo menos alguna vez...
Anticipó que esta película me cayó bien desde el principio porque la banda sonora es música de piano y nada menos que de Chopin. Algunos fallos del película se remedian oyendo esa música. Aunque podrían no repetir tanto uno de los preludios.
Hay, como en muchas películas, el tópico de la persona que dice: “no me entiendes”. Y a ningún guionista se le ocurre la respuesta: “Es que no te explicas”.
El profesor de piano lo interpreta de forma acertada Adolfo Fernández, que se nota que ha hecho y hace buen teatro.También los demás actores y actrices están bien. Y los diálogos, salvo alguna parida como la comentada al principio, no están mal, aunque todo resulta un poco plano y hasta el minuto 55 no ocurre algo (tampoco mucho) fuera de la cotidianidad de la separación. El golpe viene cuando faltan diez minutos.Otra parida: “En este país todos somos hipócritas por naturaleza”.
Buenas vistas de esa ciudad tan cinematográfica como es Madrid. El Retiro da muy bien, En un diálogo, siguiendo una tradición que tiene siglos, se meten con el río Manzanares, diciendo que lo han secado.Catorce años después está mejor que nunca. Y se pueden pescar carpas, barbos, gobios... ¡Qué manía española la de denigrar!