Se basa en quizá la mejor novela de Delibes, que escribió muchas buenas. Y Ana Mariscal, que en otras películas como directora no acertó, aquí hizo un pleno.
Es una película coral y la variedad de personajes está reflejada en pocos y acertados trazos.
Me gusta sobre todo que desmitifique el pretendido ambiente nacionalcatólico con el que se dibuja con frecuencia esa época. Eso era lo oficial, pero junto a eso existía lo popular, lo natural. Para que santifiquen el domingo al cura se le ocurre montar un cine. Todas “películas morales”. Pero los novios aprovechan la ocasión para darse el lote.
Los tres chavales, Mochuelo, Moñigo y Tiñoso trabajan con una naturalidad fresca, que hasta parece improvisada.
Una maravilla de película, amable, divertida,
Como de costumbre en las pelis de esa época una admirable colección de secundarios: el cura, el maestro, el herrero...
“Los señoritos de la ciudad, después de mucho estudiar, no saben distinguir un arrendajo de un jilguero”.