Ochenta años después de acabar la guerra seguimos dándole vueltas, pero además despertando odios, rechazos, pasiones que siguen enfrentándonos.
Es para pensar que este país hay mucha gente que tiene un corazón de taifa, de separación, de ausencia de concordia.
Yendo a la peli. Es digna pero no una obra maestra. Nos interesa porque es nuestra historia, pero como guión dramático no vale mucho. El ritmo está hecho de piezas ensambladas, que no siempre casan bien. Por ejemplo, los flashbacks sobre Unamuno joven.Franco está clavado. Se entiende que se hiciera con el poder, porque era una cínico realista al lado de gente pasional. Por eso fue el único de los tres dictadores fascistas que murió en la cama.
Los intérpretes principales, Unamuno, Franco y Millán están bien.
Y, como defecto casi general del cine español, la toma de sonido tiene fallos, sobre todo cuando hablan mujeres.
Por otra parte, si se entrará en honduras del pensamiento de Unamuno la película se quedaría muy corta.
Dos valores claros. La música y ver Salamanca, qué belleza de ciudad.