De vez en cuando conviene ver una película de Bergman para dexintosicarse de tanto cine malo como circula.
Vi en su día esta película y la he vuelto a ver unas diez veces. Por fin me decido a escribir algo.
Primero la fotografía, en un blanco y negro que luce más que el mejor color. Después la sutileza del guión. Además los encuadres, los detalles de la cámara.
Por no hablar de esos grandes que Bergman empleó tantas veces, von Sydow, Ulmann, Thulin. Cuando se interpreta tan bien hasta el más mínimo detalle está lleno de vida.
La trama es muy sencilla, es la historia de una angustia.
Destacaría la escena de la velada en el castillo que, no sé por qué, parece una dolce vita a lo sueco.