Como película es una comedia más o menos bien llevada, aunque con muchos tópicos y unos diálogos entre superficiales y a veces groseros.
Pero, ay, en el mainstream está de moda el rollo homosexual, aquí lésbico, y estonces tenemos una historia acaramelada y empalagosa.
Ya hay centenares de comedias románticas heterosexuales, todas parecidas, previsibles y manidas.
Si ahora les da por lo mismo, pero gay, es más de lo mismo. El género es lo de menos.
Si resulta que la recién casada, en el día de la boda, se enamora con una mirada de la florista que se han encargado de las flores, que deje al novio plantado y bssta. Sería un arranque mucho más imaginativo.