Lo que vemos con esta película es una recreación brutal de los tristes hechos acontecidos el 22 de julio de 2011 en Noruega cuando un desalmado se dedicó a matar sin razón a jóvenes acampados en un campamento de una pequeña isla.
La tensión alcanza su pico máximo una vez comienzan los gritos, las carreras y los disparos. Todo conducido por un plano secuencia y un cámara que va cual documentalista con cámara en mano y parece más un metraje encontrado.
Está muy bien hecha, pero es muy dura.