¿De verdad Bruto mató a César? Quién lo diría, viendo esta insipidez de película.

Una vez más, y ya van tropecientas, se nos presenta una historia cortada por el mismo patrón estándar, cuya fuerza argumental se apoya en una idea cogidita por los pelos, con más flecos sueltos que un mantón de manila. Me refiero a todo lo que tiene que ver con la becaria. Y cuando digo todo, quiero decir todo. El propio personaje, a mi entender, sobra, y dar tanta importancia a un personaje que sobra no queda bien.
Como resultado, tenemos una historia muy descafeinada. Cabía esperar mucho más de George Clooney; un tío que en la vida real defiende sus ideas aún a riesgo de pasar la noche en el cuartelillo, pero aquí se muestra tan políticamente correcto. Aunque no se le pueden negar una serie de méritos, como el de haber permitido que en su peli se luzcan los demás y haber conseguido con ello alguna secuencia de lo más potente.

Tampoco se le pueden poner muchas pegas a la peli, que está bien hecha y sabe mantener el ritmo, además de contar con un buen reparto, encabezado por el también descafeinado carapiquitopan Gosling, que ya sé que está cachitas y de moda, pero le encuentro de un insulso que atonta.