El amor eterno es un virus que dura lo que dure quien lo contrae, ya sea un mes o setenta años más, a partir del momento del contagio, y, aparte de ese loco sentimiento, lleva implícita la convivencia, que es algo peliagudo, a veces aburrido, a veces placentero, pero siempre complicado.
Bien, pues esta es la historia de una pareja de enamorados que llevan juntos desde el siglo XV, por lo menos, porque son vampiros. Madre mía, qué hartón. Ahí se apañen. Pero el caso es que se les ve felices. ¿Cuál será su secreto?...

Sólo los amantes sobreviven es una peli de Jarmusch, lo que significa que los fans del director quedarán encantados sin tener que hacer ningún esfuerzo para pillarle el punto, y los que no lo sean puede que se hagan un lío y se aburran mogollón, incapaces de disfrutar del humor de este hombre, mitad sofisticado, mitad auto-paródico, pero siempre inteligente.

Jarmusch, aparte de dar pautas para la perfecta convivencia, nos viene a hablar aquí sobre la decadencia de la raza humana, a los que denomina zombis. No puedo estar más de acuerdo.

Tilda Swinton y Tom Hiddleston, por separado, son dos personas de aspecto marciano que dan un poco de cosilla, pero juntos hacen una pareja estupenda, lánguida pero atractiva. Se sientan bien el uno al otro. Y le sientan muy bien a la peli.

Romanticismo bizarro, ideal para disfrutar de la magnífica puesta en escena de Jarmusch, de su oscura música y de su ocurrente guión, que tiene como colofón una inspirada y carnal secuencia, rematada con ese divertido plano final. Un broche de oro genial para una peli delirante.