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España España · MADRID
Voto de VALDEMAR:
6
Cine negro. Intriga. Thriller Tras suicidarse, el policía Tom Duncan deja una carta en la que confiesa haberse dejado sobornar por una banda de gángsters, pero también denuncia la corrupción de altos funcionarios. Cuando el sargento Dave Bannion trata de esclarecer su muerte tropieza con toda clase de obstáculos. (FILMAFFINITY)
24 de junio de 2010
13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
En honor a la verdad, la peli es una óptima muestra del género negro, con sus gentes de mal vivir, sus polis, sus mujeronas, sus cadáveres, sus tramas truculentas y todas esas cositas que hacen las delicias de todo aquel para el cuál el género valga la pena. Pero para disfrutar plenamente de Los sobornados hay que hacer un par de concesiones, que si lo mismo no tienes un buen día, no haces:

GLENN FORD: A santo de qué Glenn Ford. ¿Qué necesidad había? Este tío no puede ser el tipo duro de la peli. No concibo un tipo duro que se quede mirando a las personas mientras se explican con cara de lechuguino que no se está enterando de la misa la mitad. Está más pendiente de no pasarse de su marca que de poner una expresión con la que no parezca gilipollas.

EL GUIÓN: Tiene sus cosas buenas, no digo que no. Que a mí la peli me gusta. Pero hay cositas que lo mismo se han quedado sin rematar, quiero decir, que son tirando a increíbles y nadie se ha molestado en darles un poquillo de sentido. Me explico:
Cómo es posible que el lechuguino esté estrangulando a un señor grandote que ni se defiende ni nada, absolutamente subyugado por el mindundi éste que incluso cuando coge una pistola despacito el grandote sigue sin hacer el mínimo amago de defenderse… pero a quién quieren engañar, que si el grandote abofetea al lechuguino le manda a tostar chufas sin tener que esforzarse, lo mismo que cualquier otro matón con los que se enfrenta el lechuguino, que es capaz de despacharse él solito en una secuencia a más tíos que Rambo en las 3 entregas.
Bueno, y la femme, que es perfectamente consciente de que tiene un novio rebruto, y le da por hacerse íntima del polizonte que más odia su chico delante de todo el mundo y volver a casa tan pancha, como si nada.
Pero lo mejor es lo de la niña. Pero vamos a ver… cualquier niña, por pequeña que sea, por cursi que sea, por más lazos que le prendas en el pelo antes de acostarla, cualquier niña, insisto, es capaz de percatarse del ruido que hace una bomba que explota en el porche de su casa, e, imagino, también será capaz de sacar sus propias conclusiones de ese acontecimiento… sobre todo si, tras ésto, pasan los días sin que vuelva a ver a un familiar…
VALDEMAR
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