No sé contar cuánta gente me había recomendado que viera esta película. Entre eso y los antecedentes, mi predisposición a disfrutarla era total. Pero vaya, ¡qué decepción!
Darabont repite drama carcelario y autor del mismo, pero lo que no repite, ni de lejos, es el resultado, impecable en CADENA PERPETUA, decepcionante en LA MILLA VERDE.

Para contar un relato fantástico tienes que medir mucho la puesta en escena, ya que corres el riesgo de rozar el ridículo. Aquí el ridículo se roza unas veces y se pasa, de largo, en otras (spoiler). También se pasa de largo el metraje, pesadito pesadito. Los personajes son inconsistentes. Tom Hanks me parece sobreactuado (las infecciones de orina duelen... pero no tanto)
Los buenos son muy buenos y los malos malísimos. El planteamiento de la historia es absurdamente infantil. Pero infantil del tipo de las escritas por un adulto chiflado y cabrón de esos que gustan de asustar a los niños (Stephen King, por ejemplo) Se entrelazan escenas de un buenismo empalagoso con otras de una crueldad salvaje, no sabemos con objeto de qué. También hay un numeroso surtido de escenitas sensibleras de las que dan llorona a los más indefensos miembros del respetable.
Los buenos, como son tan buenos, pueden asesinar impunemente a los malos, que son escoria y se lo merecen. De hecho, por quitarlos de enmedio se les respeta y se les quiere. Todo la peli destila cierto tufillo a fariseísmo asquerosete.
Aunque también tiene momentos de una sobriedad lúcida y muy agradecible. El conjunto de la película no está del todo mal, básicamente por un elemento: el ratón. Es el mejor personaje y el único al que no podemos juzgar moralmente ni tiene un texto estúpido que nos haga pensar que la película es ridícula.