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Voto de VALDEMAR:
5
2 de noviembre de 2014
30 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siete años después, la prota sigue con la misma camiseta. Para qué se iba a cambiar, si es que le sienta bien.
Balagueró cierra la saga como buenamente puede, intentando dar a la película una coherencia que conecte con las anteriores, pero abandonando la cámara subjetiva, marca de la casa (como ya hiciera, parcialmente, Paco Plaza en la 3), que aquí ya no tendría ningún sentido argumental. Y esto es lo que echa un poco a perder la peli, que disminuye su calado y su capacidad de acojonar, considerablemente.
Pero con todo, esto es [REC], no hay duda. Tenemos a Ángela, tan histérica como siempre. Tenemos un espacio cerrado y agobiante. Tenemos los zombies del demonio, a mogollón, saliéndonos al encuentro por los pasillos. Tenemos litros de sangre. Tenemos algún ameno chascarrillo. Y por último, pero no menos importante, tenemos a Balagueró tras la cámara, y este tío sabe lo que se hace.
Mi admiración por este señor cineasta no me ciega tanto como para no hacerle un par de reproches. Ahí van:
-A ver, cachondo. Si no hay cámara subjetiva manejada por un operario nervioso, por qué razón las secuencias de acción respingan y pivotan de esa manera, que no se ve un pijo ahí. Tal vez para crear clímax, se me ocurre, pero lo único que creas es malestar. ¡Tate quieto con la cámara, coño! Te lo has montado mal.
-El segundo reproche, que hasta me ha dolido, es más indiscreto. Al spoiler.
Como tampoco se puede esperar nada sorprendente de la cuarta parte de algo, salvo de la de la Bola de Cristal, pues si te gustaron las otras 3, esta te va a entretener y ya está, y si no te gustaron, más tonto eres tú por ponerte a verla. La peli no está mal, aunque me quedo con la de Plaza.
Balagueró cierra la saga como buenamente puede, intentando dar a la película una coherencia que conecte con las anteriores, pero abandonando la cámara subjetiva, marca de la casa (como ya hiciera, parcialmente, Paco Plaza en la 3), que aquí ya no tendría ningún sentido argumental. Y esto es lo que echa un poco a perder la peli, que disminuye su calado y su capacidad de acojonar, considerablemente.
Pero con todo, esto es [REC], no hay duda. Tenemos a Ángela, tan histérica como siempre. Tenemos un espacio cerrado y agobiante. Tenemos los zombies del demonio, a mogollón, saliéndonos al encuentro por los pasillos. Tenemos litros de sangre. Tenemos algún ameno chascarrillo. Y por último, pero no menos importante, tenemos a Balagueró tras la cámara, y este tío sabe lo que se hace.
Mi admiración por este señor cineasta no me ciega tanto como para no hacerle un par de reproches. Ahí van:
-A ver, cachondo. Si no hay cámara subjetiva manejada por un operario nervioso, por qué razón las secuencias de acción respingan y pivotan de esa manera, que no se ve un pijo ahí. Tal vez para crear clímax, se me ocurre, pero lo único que creas es malestar. ¡Tate quieto con la cámara, coño! Te lo has montado mal.
-El segundo reproche, que hasta me ha dolido, es más indiscreto. Al spoiler.
Como tampoco se puede esperar nada sorprendente de la cuarta parte de algo, salvo de la de la Bola de Cristal, pues si te gustaron las otras 3, esta te va a entretener y ya está, y si no te gustaron, más tonto eres tú por ponerte a verla. La peli no está mal, aunque me quedo con la de Plaza.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
-A ver, cachondo. Si resulta que el giro argumental está basado en el hecho de que la larva asquerosa decide cambiar el cuerpo de la reportera por el del Geo buenorro, cosa que yo también hubiese hecho de ser ella, a qué viene esa secuencia anterior en la que parece que del ombligo de Ángela vaya a salir un alien a saludar a la platea. ¿Qué era eso? ¿Gases? ¡Hombre, ya! ¿Qué necesidad de engañar? No hay recurso más indigno. Hala, pues te bajo un punto, por marrullero.