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Voto de VALDEMAR:
4
7,6
62.851
Thriller. Drama
Keller Dover se enfrenta a la peor de las pesadillas: Anna, su hija de seis años, ha desaparecido con su amiga Joy y, a medida que pasa el tiempo, el pánico lo va dominando. Desesperado, decide ocuparse personalmente del asunto. Pero, ¿hasta dónde está dispuesto a llegar para averiguar el paradero de su hija?
4 de noviembre de 2013
181 de 344 usuarios han encontrado esta crítica útil
Villeneuve, por lo que tengo visto de él, pertenece a esa clase de directores que gustan de filmar gilipolleces disfrazándolas de grandes historias. Y lo hace de maravilla, las cosas como son.
Los dos protagonistas están estupendos, hay secuencias impactantes, como la de Jackman con el martillo, que da un canguelo que no veas, y, en general, todo está bien hecho y queda muy resultón, pero lo cierto es que el guión enlaza, una tras otra, una sarta de pamplinas sin fin. No me he creído nada. Cosa que no me molestaría si esto fuese una peli tonta de acción o de cualquier otro género tonto, pero en un thriller tan “humano”, me toca las narices.
Larga, pesada e inverosímil.
Los dos protagonistas están estupendos, hay secuencias impactantes, como la de Jackman con el martillo, que da un canguelo que no veas, y, en general, todo está bien hecho y queda muy resultón, pero lo cierto es que el guión enlaza, una tras otra, una sarta de pamplinas sin fin. No me he creído nada. Cosa que no me molestaría si esto fuese una peli tonta de acción o de cualquier otro género tonto, pero en un thriller tan “humano”, me toca las narices.
Larga, pesada e inverosímil.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Dos lindas niñas desaparecen. El padre cañón de una de ellas sospecha de un grimoso gafotas que nunca se lava el pelo, y el poli sospecha de un raruno tardo y encapuchado, clavadito al asesino horriblemente lento de la cuchara.
Yo empecé a sospechar de Villeneuve.
No se me ocurre una sola razón por la cual el gafotas prefiere que le inflen a hostias antes de contar, a su manera, lo que termina contando a Jackman. No es lógico. El chico muy listo no es, pero aún así, le tiene que doler igual. Así que aguanta estoico mientras le ponen la cara como a Elmo, el de Barrio Sésamo, antes de soltar la memez esa del laberinto. No me lo creo.
El otro tontolaba raruno echa a correr previo vistazo de soslayo al poli que, nada más mirarlo durante un nanosegundo y de noche, sospecha de él impepinablemente. Qué chorrada. El poli ese debería dedicarse a investigar, pero no, prefiere esperar a ver si le pasa algo estúpido que le ilumine. Como lo de las oportunas fotos que se caen al suelo, lo nunca visto. No me lo creo.
El raruno entra en las casas de la gente, con una agilidad propia de spiderman, para robar calcetines y nadie le ve, y todo con su cara de sospechoso tarao. No me lo creo.
El poli tiene un arrebato fuera de lugar, ad hoc para que el raruno tarao, que está esposado, le robe la pistola y se vuele los sesos. No me lo creo.
Un asesino múltiple acude a casa de un cura, que no a la iglesia, para confesarle sus fechorías. El cura, que también tiene lo suyo, se queda tan espantado que decide dejarle seco allí mismo, arrojarle al sótano y que allí tirado se momifique, con lo que tiene que apestar eso, en vez de darle cristiana sepultura, que sería más propio de alguien del gremio, y mucho más higiénico. Todo perfecto para que cuando llegue el poli y se encuentre el cadáver pueda admirar el colgante que lleva al cuello, claro. No me lo creo.
¿Y lo de la señora mayor?. Pero esa mujer ¿a qué aspira? ¿Trafica con órganos? ¿Está en rollos chungos de trata de personas? No, para nada. Roba niños y ya está, les da de beber no sé qué cosa, ¿y ya está? No me lo creo.
Y Jackman, ese tiarrón, ¿no puede pegarle un guantazo a la vieja nada más entrar? No, que va. Hay que usar lo del silbato de la niña, que queda chachi, así que Jackman al hoyo. No me creo nada.
Yo empecé a sospechar de Villeneuve.
No se me ocurre una sola razón por la cual el gafotas prefiere que le inflen a hostias antes de contar, a su manera, lo que termina contando a Jackman. No es lógico. El chico muy listo no es, pero aún así, le tiene que doler igual. Así que aguanta estoico mientras le ponen la cara como a Elmo, el de Barrio Sésamo, antes de soltar la memez esa del laberinto. No me lo creo.
El otro tontolaba raruno echa a correr previo vistazo de soslayo al poli que, nada más mirarlo durante un nanosegundo y de noche, sospecha de él impepinablemente. Qué chorrada. El poli ese debería dedicarse a investigar, pero no, prefiere esperar a ver si le pasa algo estúpido que le ilumine. Como lo de las oportunas fotos que se caen al suelo, lo nunca visto. No me lo creo.
El raruno entra en las casas de la gente, con una agilidad propia de spiderman, para robar calcetines y nadie le ve, y todo con su cara de sospechoso tarao. No me lo creo.
El poli tiene un arrebato fuera de lugar, ad hoc para que el raruno tarao, que está esposado, le robe la pistola y se vuele los sesos. No me lo creo.
Un asesino múltiple acude a casa de un cura, que no a la iglesia, para confesarle sus fechorías. El cura, que también tiene lo suyo, se queda tan espantado que decide dejarle seco allí mismo, arrojarle al sótano y que allí tirado se momifique, con lo que tiene que apestar eso, en vez de darle cristiana sepultura, que sería más propio de alguien del gremio, y mucho más higiénico. Todo perfecto para que cuando llegue el poli y se encuentre el cadáver pueda admirar el colgante que lleva al cuello, claro. No me lo creo.
¿Y lo de la señora mayor?. Pero esa mujer ¿a qué aspira? ¿Trafica con órganos? ¿Está en rollos chungos de trata de personas? No, para nada. Roba niños y ya está, les da de beber no sé qué cosa, ¿y ya está? No me lo creo.
Y Jackman, ese tiarrón, ¿no puede pegarle un guantazo a la vieja nada más entrar? No, que va. Hay que usar lo del silbato de la niña, que queda chachi, así que Jackman al hoyo. No me creo nada.