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España España · MADRID
Voto de VALDEMAR:
7
Drama. Romance Cuando el escritor Mateo Blanco (Lluís Homar) viajaba con Lena (Penélope Cruz), la mujer de su vida, sufrió un accidente de coche que lo dejó ciego. Harry Caine es el pseudónimo con el que firma sus trabajos literarios. Como director de cine usa, en cambio, su nombre real. Harry Caine vive de los guiones que escribe gracias a la ayuda de Judit García (Portillo), su antigua y fiel directora de producción, y de Diego (Tamar Novas), el ... [+]
30 de marzo de 2009
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soberbia muestra de diseño al más puro estilo Almodóvar. Película de factura impecable. Ambientación, fotografía, música, vestuario, maquillajes... todo esto roza la perfección.

El director hace un tributo tras otro. El primero y más importante, al cine. Además, se hace un tributo a sí mismo (a su cine), a su (nueva) musa, a sus actores y actrices habituales (no desaprovecha la ocasión de regalar cameos a gente como Chus Lampreave o Rossy de Palma) y sobre todo a su decorador de interiores.

Lo que empieza siendo (y es en su totalidad) un drama, termina homenajeando sus propias comedias (concretamente "Mujeres al borde de un ataque de nervios") y consigue que el público se parta de risa. Y esos cambios de registro y de ritmo que tiene la cinta son, a mi entender, su mayor acierto. No sólo esa última escena en la que Carmen Machi está soberbia, si no ese lápsus para contar una cómica historia de vampiros, o ese momentazo Audrey Hepburn, en el que queda latente lo importante de la iluminación y el maquillaje/peluquería en una película, y lo bien que está manejado todo en ésta.

El problema... los personajes están completamente desdibujados. No se tienen, no hay profundidad en la mayoría de ellos, y, aunque lo solvente del reparto sepa salvar en parte este vacío, ni con mucho puede taparlo del todo.

Ernesto hijo es una entelequia (Rubén Ochandiano, en este caso, no ayuda mucho). Lena es incomprensible, no ya para el espectador, parece que para Penélope Cruz también. Y aunque Blanca Portillo hace una mágnifica interpretación, su personaje deja al final del metraje unos flecos que a ella parece que tampoco le terminan de convencer. Por contra, Martín (el personaje de Lluís Homar) está mucho mejor expuesto y al ser el vínculo entre los personajes, camufla las imperfecciones del guión. Pero sólo eso... las camufla.

Almodóvar hace un magnífico muestrario de lo que es capaz de hacer tras la cámara. De cómo planificar escenas. Desarrolla un fascinante envoltorio... para un montón de personajes desenfocados.
VALDEMAR
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