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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Charly Barny:
9
Drama Sachi, Yoshino y Chika son tres hermanas que viven en Kamakura (Japón), en la casa de su abuela. Un día reciben la noticia de la muerte de su padre, que las abandonó cuando eran pequeñas. En el funeral conocen a la hija que su padre tuvo trece años antes y pronto las cuatro hermanas deciden vivir juntas. (FILMAFFINITY)
7 de diciembre de 2018
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Anterior a Después de la Tormenta y El Tercer Asesinato (aún no estrenada en Argentina), llega Nuestra Hermana Menor, otra muestra de la exquisitez cinematográfica del japonés Hirokazu Kore-eda, consagrado este año en el Festival de Cannes al ganar la Palma de Oro con su último film Asunto de Familia.
El estreno de esta semana retrata un instante, un simple momento, una necesidad de reconstrucción familiar, un reflejo de la vida moderna en Japón vista a través de las relaciones que se dan en una familia disfuncional, donde los padres se han divorciado, las hijas han crecido, se han ido a vivir solas tomando distancia de los problemas familiares.
El film las retrata en una vieja casona familiar, rodeadas de una foresta muy cercana al mar y a la estación del ferrocarril, donde pasan sus días junto a sus vecinos del pueblo. Es en ese momento cuando las tres hermanas Köda: Sachi, Yoshimo y Chika, tres mujeres que rondan entre los 20 y 30 años, se enteran que ha muerto su padre. En el velatorio, las hermanas se encontrarán con la sorpresa que su padre había rehecho su vida con otra mujer y además, tenido una hija: Suzu, que ahora tiene unos 15 años.
Kore-eda aprovecha el episodio para relatar con infinita ternura este encuentro de hermanas, un proceso de integración familiar que tiene que ver con una reconciliación que indudablemente estaba pendiente. De hecho es un film sobre lo irresuelto, la necesidad de decidir qué es lo que se va a hacer. Un salir de la contemplación para transformar, para ser un artífice de su propio destino.
Por otra parte, aparece Suzu. Un ser resplandeciente. Buena estudiante, gran compañera, jugadora de futbol en el colegio que está en una edad en la que comienza a abandonar su adolescencia para transformarse en una mujer. En esa transformación, ya lejos de su casa materna, y encuentra en sus hermanas tres espejos en los que puede mirarse y encontrarse ya no como una niña sino como una mujer.
Kore-eda relata la transformación de esa adolescente en una mujer principalmente desde lo espiritual. Es alguien que se encuentra a sí misma. La aceptación del duelo de su padre, la decisión de abandonar su hogar materno e irse a vivir con sus “nuevas” hermanas, cambiar de colegio e integrarse a ese nuevo mundo, provocan en ella un crecimiento espiritual, un fortalecimiento personal que la lleva a tomar decisiones.
Lo interesante de ese proceso es que no es unilateral. Por un lado, las hermanas mayores también verán la transformación de su viejo mundo, asimilaran la pérdida del padre aceptando su muerte. Por otro lado, reencontrarán a su madre perdida, y la colocarán en el lugar correcto en relación a sus propias vidas. Este film de Kore-eda es un film sobre el acomodamiento de los sentimientos. Retrata un momento en la vida de un grupo de personas que no tienen más remedio que poner cada cosa en su lugar. En consecuencia, resulta un film sobre el crecimiento. El de entender que una etapa de la vida ha terminado para siempre y le sigue otra que recién comienza.
Lo notable de la puesta del director japonés es que narra este proceso con infinita simpleza, claridad, ternura, dedicación y paciencia. Lo que en principio parece ser el proceso individual (el de Suzu), en realidad es el proceso colectivo de cuatro hermanas que necesitan asumirse como personas mayores.
Kore-eda, con infinita naturalidad y sobre todo con un inmenso amor por sus personajes, describe ese momento de crisis que provoca una muerte pero que paralelamente es una revelación que da lugar a un reacomodamiento de varias vidas. Es como que cada uno de sus personajes comienza a encontrar su rol, se asume tal cual es y obra en consecuencia. Ha llegado para cada uno su momento de decisión, de elección sobre lo que van a hacer. Tal vez no sea necesariamente una decisión para toda la vida.
El film todo es una fiesta de lo intangible. La madurez que implica ese proceso, y la delicadeza con que el director lo narra, hacen de este film una pequeña obra maestra que merece ser vista.
Charly Barny
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