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Argentina Argentina · Buenos Aires
Voto de Charly Barny:
9
Drama Leonor (Anna Castillo) quiere marcharse de casa, pero no se atreve a decírselo a su madre. Estrella (Lola Dueñas) no quiere que se vaya, pero tampoco es capaz de retenerla a su lado. Madre e hija tendrán que afrontar esa nueva etapa de la vida en la que su mundo en común se tambalea. (FILMAFFINITY)
21 de julio de 2019
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta tercera película de Celia Rico Clavellino, una directora española (sevillana y andaluza), no solo es un gran momento de cine, sino también una película muy particular, personal, que refleja el mundo de dos mujeres que han perdido la referencia masculina, una a su marido, la otra, a su padre.
El film se concentra en un pequeño departamento de dos ambientes en algún lugar de Sevilla, donde transcurre ese duelo, el dolor de la perdida que esas dos mujeres necesitan superar para continuar con una “vida normal”.
Más allá de la excelente relación entre ambas, esa desaparición del hombre, las deja huérfanas ante el cambio forzado. Estrella (Lola Dueñas), la madre, es sorprendida por la muerte de su marido. Pero Leonor (Anna Castillo), su hija, sabe que ese hecho ha derivado a un momento de cambio.
Las notables actuaciones de ambas trasmiten no solo el dolor sino también esa necesidad de comenzar una nueva vida. Una transición forzada por las circunstancias. Ambas saben que tienen una vida por delante y cada una debe tomar un camino que seguramente será diferente.
Celia Rico Clavellino, además de directora es autora del excelente guión en que se basa la película. Ese guión, no obstante, solo constituye la columna vertebral de un relato que gracias a la sapiencia de su directora se transforma en una obra cinematográfica que logra hablar por sí misma.
La destreza de esta joven cineasta sevillana transforma a su guión en una obra estrictamente cinematográfica, haciendo que su cámara vuelque en términos cinematográficos lo que ella desea que el público vea, dejándolo libre de todo tipo de interpretaciones personales, colocándolo tan solo ante dos actrices capaces de transmitir el todo.
La película obliga a la reflexión del espectador. Primero, a través del acercamiento a la intimidad de dos personas que acaban de sufrir una perdida. Ese momento de duelo lleva a otro de recogimiento, y más allá, ambas protagonistas entenderán que la vida continúa y deberán resolverla como mejor puedan. No habrá soluciones mágicas. Solo la voluntad de seguir adelante.
La directora narra ese momento con indudable maestría, con un gran respeto por sus personajes, generando un clima de indudable intimidad, donde la necesidad de superar la tragedia implica concentrarse y tratar de enfocar un futuro.
Por otro lado, el concepto de feminidad otorga un aspecto de gran intimidad que permite no solo un acercamiento al dolor sino también a la necesidad de superar el momento y continuar la vida.
Para los personajes, esa continuidad implica un volver a empezar. Ambas saben que ya nada será igual. Estrella deberá buscar un trabajo que la ayude a mantener su casa, y Leonor deberá comenzar a buscar su destino.
Contado desde un lugar de encierro, un pequeño living de un departamento de dos ambientes, con una cámara expresiva y dos actrices estupendas que ponen no solo el cuerpo sino también el alma para que el espectador sienta y entienda esa soledad repentina que nos deja la muerte cuando se nos lleva un ser querido. La directora se maneja con primeros y medios planos para dar atmosfera de intimidad en la puesta, confiando en que esas dos actrices transmitirán con cuerpo y alma el dolor que llevan a cuesta sus personajes, tratando de vislumbrar el necesario cambio de vida que se les aproxima.
La trama que desarrolla el film es muy interesante porque no solo pone énfasis en los dramas personales sino también deja entrever la dificultad hacia el futuro de los cambios laborales que se están gestando. Tanto la madre como la hija deberán salir a buscar un trabajo para seguir subsistiendo. La hija, además, posiblemente deberá emigrar para poder tener una mayor amplitud de oportunidades.
Este trabajo de Celia Rico Clavellino la coloca dentro de una zona de exposición muy importante que seguramente le permitirá encarar en el futuro obras más ambiciosas aunque no creo más personales que la presente. Acompañada de dos actrices estupendas, y del fotógrafo Santiago Racaj, que con sus tonos ocres logra transmitir ese momento de intimidad que viven esas dos mujeres que acaban de sufrir una pérdida irreparable. Así, el film se transforma en una de las principales sorpresas de este año cinematográfico.
Charly Barny
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