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España España · Madrid
Voto de Álvaro:
9
Thriller. Drama. Terror España. Año 1692. La Santa Inquisición entra en una larga decadencia y, como reacción, sus servidores son más despiadados que nunca. Un inquisidor lleva años buscando el aparato de tortura perfecto que capture el rostro más puro del dolor y así mostrar al mundo las terribles consecuencias de servir al Diablo. El nuevo invento de su ingeniero, «El Semblante», una aterradora silla de tortura, parece que va a conseguirlo. Pero Elena, la ... [+]
1 de marzo de 2022
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es complicado ver en las producciones actuales de la era poscovid, y sobre todo dentro del formato cortometraje, trabajos que sean puramente de época. En el caso de El Semblante, el último cortometraje dirigido por Raúl Cerezo y Carlos Moriana, quizás hallemos la panacea de un nuevo cine de terror que sabe aprovechar lo histórico, respetarlo, y, además, emplear el género de forma subversiva para aterrorizarnos.

España, finales del siglo XVII
Como historiador, uno siempre teme encontrarse vestigios anacrónicos, o aspectos incoherentes dentro de los trabajos que sustentan el argumento en otra época. Aquí, desde el segundo uno, tenemos claro en donde estamos, y, además, la producción sabe valerse de un espacio lo suficientemente acotado que no desmerezca la brecha temporal. El diseño de vestuario es acertadísimo, así como el maquillaje de los personajes; esas manos negruzcas de Carlos Santos, no pasan desapercibidas. O el corte de pelo de Daniel Ortiz, y su vestimenta, propia del estamento no privilegiado; también podría ahondar en el acting, pero este es un tema a parte y en el que tampoco puedo extenderme mucho.

Sorprende en la puesta en escena, que Raúl Cerezo y Carlos Moriana hayan optado por saltarse la tangente en lo habitual dentro del género de época. Una cámara inestable, que sigue a sus personajes de forma prácticamente documental, casi como un cronista de los acontecimientos. Es decir, sin ser una apuesta naturalista, sí que pretende ser más que una simple recreación. Busca indagar en lo auténtico de sus elementos tanto de utilería, vestimenta como arquitectónicos (ahí queda el estupendo hacer de la dirección de arte de Laura Lostalé).

Mientras que el director de fotografía Ignacio Aguilar, y seguramente me halle equivocado, parece estar tratando de buscar una luz y una paleta que va a caballo entre la de la obra pictórica de Velázquez y de Juan Valdés Leal (ambos, pintores del XVII). Del primero tomaría los tonos marrones, claroscuros, y la elaboración de bodegones en su etapa formativa de Sevilla; mucho más presente en la primera parte del cortometraje. Siendo el último tercio, en el que la paleta, adquiere tonos ocres, amarillos apagados, algún elemento rojizo, y nuevas texturas tanto del altar inquisitorial, como en los san benitos de las condenadas. Ello entroncaría con la obra de Valdés Leal, y en su temática macabra y mirada desquiciadamente violenta envuelta en sombras y luces mortuorias.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Álvaro
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