Guía para perplejos es el título del libro de un filósofo medieval, Maimónides. Y esta película es un compendio de perplejidades, precisamente. Luces y sombras, tiene por otra parte el fillm. Pero vayamos por partes. La película, abunda en gestos incomprensibles, dados de entrada por la improbable comunicación epistolar a través del buzón que queda frente a la casa del lago, entre su vieja ocupante y el nuevo huésped, con visos de un probable romance a consumarse algún día. La casa, por empezar, es muy estética, y hay como una especie de hilo conductor a través de la arquitectura plasmada en los edificios más sobresalientes, de Chicago y la susodicha casa. El padre mismo del protagonista varón es arquitecto. Su "interlocutora" trabaja como médica. Por otra parte, me quedé bastante tranquilo cuando leí las reseñas de críticas en la presentación de Filmaffinity haciendo notar la ilogicidad y rareza del film: no es que yo me había perdido algo, es que la película "juega" con el pasado y el presente logrando con todo un final interesante, y la comunicación a través de misivas entre los protagonistas tiene vinculación con la aparente modificación del pasado. En cuanto a los aspectos estéticos, me gustó bastante, y buen sentido artístico en los paisajes y encuadres. No me gustó en cambio la música melancólica que superabunda en la película. Por otro lado, reconozco que pese a ello la larga indefinición del guión a través de esa prolongada relación epistolar me aburrió y me tentó a abandonar la película en más de un momento. No lo hice, y admito el acierto, pero también ésto implica que el trayecto hasta el fin no fue demasiado grato. De ahí las luces y sombras aludidos.