Reunir a dos grandes actores, ya viejos pero actuales, es un punto a favor para ver la película, y de ellos nadie se puede quejar. Pero de la historia sí, y es que —a pesar de la idea original— el entretenimiento que se propone la película hay ocasiones en las que no entretiene, dejando paso a un guión bastante cutre y fácil de crear. Entre la dialéctica que enfrenta a la parte cómica y a la dramática gana la segunda, no porque entusiasme demasiado, sino porque la parte dramática es más dramática que cómica la parte cómica —una manera un poco enrevesada de explicarlo, pero por más que le doy vueltas no encuentro nada más adecuado—. En fin, que el drama de la película está bien definido y (aunque en determinadas ocasiones sea muy melosa) es notablemente emotiva, mientras que el sector cómico que busca entretener algo más flojea en su plenitud. Es obvio que no iba a ser una gran película, pero sinceramente me esperaba algo mejor.