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Chile Chile · www.elotrocine.cl
Voto de Wladimyr Valdivia:
9
Western. Intriga Pocos años después de la Guerra de Secesión, una diligencia avanza por el invernal paisaje de Wyoming. Los pasajeros, el cazarrecompensas John Ruth (Kurt Russell) y su fugitiva Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh), intentan llegar al pueblo de Red Rock, donde Ruth entregará a Domergue a la justicia. Por el camino, se encuentran con dos desconocidos: el mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson), un antiguo soldado de la Unión convertido ... [+]
7 de enero de 2016
110 de 184 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aún no podemos confirmar si Quentin Tarantino cumplirá su promesa de retirarse tras su décima película o no. Lo cierto es que tenemos su octavo film, ‘The Hateful Eight’ (Los 8 Más Odiados’), la que es probablemente su película más honesta y apegada a su gran placer cinéfilo, los western. Si bien en toda su extensa filmografía ha mostrado, en distintos grados, la clara influencia de dicho género, ya sea con repartos corales, el enfrentamiento de dos bandos y una narrativa que ahonda en la psicología de sus personajes; es en ‘The Hateful Eight’ donde definitivamente se decanta por un trabajo que homenajea, en su forma, al más clásico western de Sergio Leone o John Ford, a su estilo, por cierto.

Ocho personajes se dan cita en una posada en medio de las nevadas montañas de Wyoming. Muchos de ellos se reconocen, pero ninguno confía en el otro. El protagonismo lo lleva inicialmente John Ruth (Kurt Russell), quien lleva a la horca para cobrar la recompensa a Daisy (Jennifer Jason Leigh), lo que genera una tensión constante. En la posada, la desconfianza aumenta a medida que pasan las horas y todos saben que, indeclinablemente, nada podrá terminar bien.

Tarantino se hizo acompañar por Ennio Morricone tras la banda sonora para ambientar un film donde el principal elemento que perdura a lo largo de todo el metraje es una tensión insoportable, manejada de forma magistral como sólo el director lo sabe hacer. No es necesario caracterizar las cintas de Tarantino para reconocer un estilo: puestas en escena minimalistas, diálogos largos e inteligentes (ya sea trascendentes para la historia o sólo aportando el grado de humor e irreverencia), una dirección de actores brillante y un guión que crece exponencialmente en intensidad, no necesariamente lineal y contado en capítulos. En ‘The Hateful Eight’, Tarantino se libera de cualquier recurso facilista y no cede ante la posibilidad de fallar porque refleja cuánto confía en su libreto y su impresionante reparto. Toda la carne al asador. En esta ocasión, poco importa que la cinta dure casi tres horas o que el público no acostumbrado a su cine abandone la butaca a los 30 minutos; es Tarantino en su estado más puro, incluyendo violencia brutal, parlamentos políticamente incorrectos y un desenlace intenso y sin aliento.

Volvemos a ver parte de su acostumbrado set de actores. Kurt Russell (‘Death Proof’), Samuel L. Jackson (‘Pulp Fiction’), Tim Roth (‘Reservoir Dogs’), Michael Madsen (‘Kill Bill Vol. 1’), Walton Goggins (‘Django Unchained’) y Bruce Dern (‘Django Unchained’) se repiten el plato, ahora juntos a Jennifer Jason Leigh, Demián Bichir y Channing Tatum, que se reparten protagonismo a lo largo de la cinta, en un juego de pistas, miradas y suspicacias; un thriller salvaje en el lejano oeste que resume lo mejor de una carrera exitosa como director y guionista de uno de los más grandes artistas detrás de la cámara y los actores.

Cuesta creer que Quentin Tarantino siempre sea capaz de superar su anterior película, y esta vez lo vuelve a hacer. Tras ‘Inglourious Basterds’ (2009) y ‘Django Unchained’ (2012), dos trabajos de corte más comercial, con mucha más pretensión y que buscaban acercarse a un público más familiarizado con la taquilla, ‘The Hateful Eight’ es, probablemente, su obra más redonda en términos técnicos y narrativos, y en donde la crítica social tampoco se hace esperar a la hora de reflejar una sociedad en formación con Abraham Lincoln a la cabeza, donde el racismo ya era un tema instalado. Un juego sucio entre cazarrecompensas, comandantes bastardos, criminales y peligrosas bandas herederas de la violencia y hambre de poder.

Cine de autor que, definitivamente, no es y nunca será bien recibido por cualquier paladar, pero un deleite para quienes saben reconocer en el cine de Tarantino esa mirada retorcida detrás de cada contrapicado, de cada tiroteo a mansalva, y cada conversación en escena, que exuda, de manera compartida, dramatismo, tensión, violencia y siempre, una fascinación profana por el arte más complejo de todos. Una joya.

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Wladimyr Valdivia
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