Basarse en una historia real le proporciona a la historia un valor añadido que, a la postre, resulta ser uno de los pilares que la mantienen como una buena película.

El mensaje, a pesar de tratarse de un tema recurrente y abordado con acierto en otras películas ("Los chicos del coro", "Sleepers", "El club de los poetas muertos", ...), realiza una buena combinación de todos los aspectos tratados (maltrato a menores, educación, autoritarismo, internamiento de menores en instituciones represivas), evitando la fragmentación con que habían sido tratados anteriormente y proporcionando una visión holística, esperanzada pero sin renunciar a la clara denuncia de los delitos.

Lo mejor, las interpretaciones:
- Los niños no sólo están geniales en los personajes principales sino que los secundarios nos proporcionan un ambiente muy acorde con lo que se nos propone.
- Aidan Quinn, que no sólo se difiende de interpretaciones de personajes similares en películas como "El club de los poetas muertos" o "Los chicos del coro", sino que convence en su perfil de profesor. No resulta tan creible al tratar de transmitirnos el peso de su pasado.
- Iain Glen y Marc Warren, que también bordan su papel, aunque me recuerdan tanto, tanto a Kevin Bacon en Sleepers que no me proporciona argumentos para aumentar la valoración.
- El resto de curas: no se limitan a ser meros observadores de la historia, sino que ofrecen sólidas interpretaciones, cargadas de detalles que dotan de credibilidad a la película.

Lo peor...