Ciertas películas, consideradas "malditas", cuentan con la carga de una muerte durante el rodaje. Ésta es una de ellas, con el infausto tiroteo con balas reales que acabó con la vida del protagonista, Brandon Lee, con sólo 28 años.

"El cuervo" sorprende, primero por su atmósfera opresiva, absorbente y deprimente, tan deudora del mundo del cómic como de otras películas, caso de "Blade Runner" (apenas hay escenas diurnas y nunca deja de llover); dicha ambientación (fotografía de Dariusz Wolski) es uno de los mayores valores del film, máxime si tenemos en cuenta que data de 1994 y aún quedaba un tiempo para la llegada de las "películas-videojuego".
En segundo lugar, es efectista y va al grano; quizá debiera haber descrito mejor ciertos aspectos, pero sin duda se deja de circunloquios y entretiene, repugna y deja huella (como el protagonista, que habla poco pero de calidad). En tercer lugar, el desgarrado romanticismo que impregna todo, pero no es un romanticismo ñoño o vacío: es un amor que duele, realmente, como sólo los amores de verdad lo hacen.
En cuarto lugar, la música; tanto la banda sonora de Graeme Revell (con regustos clásicos y otros casi ochenteros) como canciones originales de diversos grupos, desde The Cure a Pantera pasando por Nine Inch Nails, Rage Against The Machine o The Jesus and Mary Chain, que terminan por dar a la película ese tono entre oscuro, rockero (como el protagonista) y desde luego muy noventero.
En quinto lugar, destacar al malogrado Lee (pues los villanos son simples y caricaturescos) y a Ernie Hudson como honrado y simpático policía, cuyos detalles cómicos contrarrestan la tristeza del Cuervo.

Por último, no es perfecta y la trama cojea por más de un sitio, pero en conjunto es una película inolvidable. Según parece van a realizar un remake (para variar) de esta negra joya, con Jason Momoa (para variar) de protagonista. Estamos en 2017 y huelga decir que será una m...