Más que notable producto para la televisión de sólo 70 minutos dirigido por el gran Bardem y mejor que muchas películas españolas de los 80, "Jarabo" habla tan bien de la TVE del pasado como mal de la actual, ya que ni de lejos se harían ahora cosas así, con un tratamiento tan crudo de la violencia, las drogas y el sexo y unas escenas tan directas.

Muchos entendidos dicen que éste es el verdadero gran papel de la vida de Sancho Gracia, y podría serlo, ya que el carismático actor está increíble (y creíble) encarnando al timador, juerguista, putero y cocainómano José María Jarabo, pese a que tuviera ya 49 años frente a los 35 del asesino real. Verdaderamente se come todas las escenas y resulta magnético con su presencia y su inconfundible voz y fumando y bebiendo como el granuja que realmente era (Gracia).

Por lo demás, reparto de secundarios habituales liderado por el gran Cervino y competente pese a algún fallo ambientación en 1958 (tampoco había demasiado presupuesto y se nota, pero "Jarabo" es una muestra de lo mucho que se puede hacer con poco) con algún detalle para los mitómanos como el interior del legendario Bar Museo Chicote.