Película muy en la línea de Tony Scott que en nuestra pacata actualidad sería impensable, por sus dosis de violencia explícita y escenas de alto voltaje sexual, cuyo mayor atractivo es el trío protagonista, especialmente Quinn y Stowe (Costner estaba aún pre-Bailando con Lobos).

El cine de Scott se caracterizó siempre por su efectismo, sus movimientos de cámara (más mareantes los últimos años), su ambiente recargado (mucho humo y niebla, ventiladores girando lentamente, palomas revoloteando, etc) similar al de su hermano, y su erotismo, que se fue perdiendo con el tiempo. A destacar cuando Costner y Stowe van en el jeep descapotable, Kevin le empieza a meter los dedos por el coño y casi follan antes de aparcar...

Por lo demás, la película no es ninguna maravilla pero se deja ver, aunque sólo sea por el gran Anthony Quinn, Tomas Milian como "guardaespaldas" y una Madeleine Stowe de 31 años que nunca estuvo más guapa, ardiente y deseable.