En 2004 se realizó made in USA (Bruckheimer & Franzoni en producción y guión, Fuqua al cargo de la dirección) con plantel europeo una nueva versión, más bien enfoque, del mito artúrico. Parece que se trataba de relatar la realidad (Arturo como un caudillo romano o britano más o menos romanizado contra los invasores sajones) que pudo inspirar tales leyendas, y digo "trataba" porque pese a sus pretensiones de autenticidad el rigor histórico es escaso. Pero en fin, si se trata de una producción "verista", por tanto no se puede comparar con la inmarcesible "Excalibur" del 81, que es un fallo que comete mucha gente, yo mismo en su momento.

Mi opinión de "El rey Arturo" ha ido cambiando con el paso de los años, ya que al principio no me gustó mucho y la nostalgia y la comparación con el cine actual le ha sentado bien, siempre teniendo claro que está lejos de ser una peli muy buena. Por contra, la bso de Hans Zimmer ya era excelente en 2004, cuando el alemán entregaba discos tan épicos como emocionantes y no aburría con anodinos sonidos industriales, caso de la actualidad. Su soberbia música sostiene a la película y realza en varias ocasiones diversos momentos que se quedaban justos por los deméritos del plantel de actores o del equipo.

No voy a profundizar por no saturar en el (poco) rigor histórico, que va desde cuestiones militares (¿legionarios en el 467 d.C? ¿ballestas? ¿fundíbulos asiáticos?) a otras más específicas, como la de los pantalones, la vestimenta patricia a lo "Quo Vadis?", o presentar un Imperio decadente pero que aún se expande, con un Papa de Roma ya más poderoso que el César, pues concede tierras (?) y la habitual pulla a la Iglesia Católica (el taimado obispo Germanius es católico, apostólico y romano pero dejan bien claro que aunque Arturo es cristiano, sigue las libertarias enseñanzas del hereje Pelagio, mientras sus caballeros son paganos), cuando era aún poco importante, especie de Inquisición incluida, así que centrándonos en la película en sí, es entretenida pues se centra en la acción pura y dura: todo está encaminado hacia el apocalíptico encuentro con los sajones, presentados éstos de manera maniquea y que se matan entre ellos. Las batallas, cuestiones de estrategia aparte, están bien rodadas y son espectaculares, sazonadas con bonitas tomas áereas, aprovechando los bellos paisajes irlandeses y británicos.

En cuanto al reparto, es realmente internacional: a los isleños se unen nórdicos, un alemán, un australiano, un italiano...otra cuestión es si verdaderamente transmiten algo, y lo cierto es que Clive Owen no termina de creerse su papel, la Knightley cumple excepto cuando va de Boadicea Wallace y los "míticos" caballeros de la Mesa Redonda son planos y sin ningún desarrollo; digo "míticos" porque si lo que la película quería era mostrar que la historia real fue mucho más prosaica y que la literatura se encargó de embellecerla (como ocurre con tantos mitos), acertó, ya que en pantalla sólo vemos unos mercenarios pendencieros que hacen todo a desgana y quieren largarse de la isla, por lo que me da igual lo que les ocurra, y son sólo personajes de videojuego, ya que cada uno tiene una habilidad: éste dos espadas, aquel con el hacha, el otro con el arco, ese lleva una katana, etc. sin embargo, pese a este relato descarnado de cómo fueron en teoría los de la Mesa Redonda, Ginebra habla de "cuentos de hadas" o el obispo sobre "los caballeros de los que habla la leyenda", con lo que hay cierta incoherencia. ¿Realidad o mito, en qué quedamos?

Lo mejor: aparte de la citada bso, la película se hizo en una época que aún no saturaba con CGI y todavía se construían enormes escenarios (en este caso, en Irlanda) o se rodaba en espacios naturales (también en Irlanda, y en Inglaterra y Gales), por lo que pese a algunas ayudas digitales, la sensación general es de autenticidad, algo de lo que carecen la mayoría de superproducciones actuales. Y el final, pese a todo, es emocionante (ver spoiler).

Lo peor: la nula profundidad de los personajes, la sensación de que imita a otras películas y ciertos discursitos.