Opera prima de Tomm Moore (La canción del mar, Wolfwalkers) dónde ya se podía apreciar el enorme talento del director y muchas de las ideas, tanto en animación como en guion, que veríamos posteriormente en su obra.

Partiendo de la historia de un niño de 12 años, que vive en una abadía fortificada por temor a los ataques de los vikingos, y en cuyas manos cae un libro mágico pero inacabado, la película nos cuenta una historia de descubrimiento personal y de la importancia de preservar la cultura aún en los tiempos más difíciles y oscuros.

El libro de Kells no deja de ser una metáfora sobre el amor por los libros y el amor por contar historias. Que es algo que el propio Tomm Moore ha demostrado varias veces ya. Tocando las más variopintas temáticas y haciendo siempre un juego de géneros entre la fantasía y la realidad, que tan buenos resultados le da.

Hay que decir, eso sí, que en mi opinión (Y por eso no le pongo el 10) le falta algo de desarrollo en su fase final. Tengo la sensación de que el último tercio de la cinta es demasiado apresurado para lo que requiere. Seguramente, porque se estaba metiendo en un tema tan adulto y con un toque tan oscuro que le preocupaba dejar a los niños fuera por pasarse de aterrador y optó por recortar metraje. Una lástima.

En definitiva, creo que esta película es una pequeña gran joya de la animación occidental, con una mezcla de conceptos preciosa y una animación tradicional que llama poderosamente la atención, tanto por su belleza cómo por la forma en que utiliza la perspectiva en algunos momentos.
En definitiva, recomendadisimo su visionado. Y el de los otros dos trabajos del director, dicho sea de paso.