Floja en extremo, esta peli de Forest Whitaker (como todas las demás que ha dirigido, la verdad); en esta ocasión se nos cuenta una historia ñoña, increíble y, durante la mayor parte del metraje, profundamente estúpida. Ya desde el momento que no existe justificación para haber cambiado el título original- First Daughter, o sea, Primera Hija- vemos que la cosa no nos va a aportar ni un poquito de calidad.
Se puede hacer una comedia romántica apta para todos los públicos, aunque sea un subgénero trilladísimo y en el que poco queda por inventar, pero al menos se podría exigir un mínimo de originalidad, de entretenimiento o de algo que demuestre que todo esto no es más que un producto blanco blanquísimo de una cadena de producción en serie de merengues y demás dulces empalagosos. Katie Holmes, en su rol de hija presidencial, da el pego en una interpretación que tampoco permite ningún esfuerzo y resulta bastante lastimoso ver a Michael Keaton desperdiciando su talento como el papi-presidente Mackenzie, aunque de algo hay que comer.